Por esto es que te quieren comprar tu catalizador
Es el metal precioso más caro que existe, además de escaso; por sus propiedades lo usan en la industria automotriz, así que ya sabe
El oro es uno de los metales más apreciados por el ser humano, y ha acompañado tanto a la realeza, como a los grandes acaudalados durante siglos; sin embargo, su descubrimiento en 1803 por el químico inglés William Hyde Wollaston, dejó de lado el valor del metal dorado, para abrir paso a otro que forma parte de los platinos: el rodio.
Y es que, cuando comparas el valor del oro, que es de mil 850 dólares la onza, contra los 10 mil 300 dólares por onza de rodio, se comprende su precio.
Sin embargo, ¿qué lo hace tan especial?
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PROPIEDADES DEL METAL MÁS CARO
Para empezar, es uno de los más raros y escasos del mundo; además, no reacciona con facilidad al agente oxidante por naturaleza, el oxígeno, algo que lo hace un metal noble, convirtiéndole en un catalizador perfecto.
Además, es sumamente duro, y a que es muy resistente al calor, pues su punto de fusión se acerca a los dos mil grados Celsius, situándolo entre metales como el platino, el paladio, el rutenio y el osmio.
Por otra parte, se encuentra en la corteza terrestre en muy escasa cantidad, en tanto que el oro le supera 10 veces; asimismo, lo producen Rusia y Sudáfrica, y suele encontrársele en yacimientos de platino.
También resiste la temperatura del agua y del aire, de hasta 600 grados Celsius, además de que los ácidos no le afectan, por lo cual le hace versátil para la industria automotriz, aeronáutica, termopares, resistencias de alta temperatura y contactos eléctricos.
Se le considera, además, un subproducto del refinado de metales como el níquel y el cobre, que contienen un 0.1 por ciento de rodio, por lo que tan sólo al año se producen 16 toneladas del metal y se cuenta con una reserva de tres mil toneladas.
A raíz de todas esas maravillosas propiedades del rodio, es que tiene alta demanda en la industria de catalizadores automotrices, de donde lo extraen para su venta, a fin de fabricar, nuevamente, en convertidores catalíticos.