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Ruth transforma en pinturas los garabatos de su hija Eve





La artista canadiense Ruth Oosterman colabora con su hija, Eve, para elaborar coloridos dibujos, pues desde que tenía dos años de edad, descubrió el interés que tenía su pequeña por el dibujo.

Eve realiza trazos con tinta negra sobre una hoja de papel; luego, su madre toma como guía las líneas abstractas para crear nue­vos lugares, animales o per­sonajes.

Mientras Eve dibuja so­bre la hoja blanca, Ruth charla con ella sobre el di­bujo, es así como compren­de lo que su heredera busca transmitir, y retoma esa idea para darle un sentido más definido.

La imaginación es el in­grediente principal con el que trabaja la artista cana­diense; las líneas, antes en­redadas, ahora tienen forma.

Los garabatos de Eve son la base. Si bien agrega de­talles, las líneas principales son respetadas para mante­ner la idea general de la pe­queña de dos años.

“Una de las cosas más importantes para mí, al co­laborar con Eve, es asegu­rarme de que su visión esté incluida y que la obra final todavía contenga porciones y formas de sus trazos origi­nales”, expone la pintora.

Las obras de Ooster­man son el resultado de una combinación entre el realismo y lo abstracto.

Para ella sus dibujos son la manera en que expresa todas las ideas que tiene en la mente y que buscan salir.

En un mundo que sufre de pobreza, tráfico de per­sonas y otros problemas, la sociedad necesita del arte positivo.

De acuerdo con Ruth, sus coloridas pinturas intentan transmitir alegría y liber­tad. Es un medio que le per­mite dar color a un mundo, a veces un tanto gris.