El actor suizo Bruno Ganz, conocido por sus papeles en "El cielo sobre Berlín" o en la polémica "El hundimiento", donde interpretaba a un Adolf Hitler encerrado en su búnker y enfrentado a un inexorable final, murió este sábado a los 77 años en su domicilio de Zúrich a causa de un cáncer.
Es el desenlace de una larga trayectoria sin igual en el cine y el teatro europeos, en los que Ganz ha brillado a través de un abanico casi infinito de papeles y matices interpretativos.
Actor de físico ordinario pero magnético, fue capaz de encarnar la bondad y la vileza, la dulzura y la perversidad.
Hizo de galán y de patán, oponiéndose a la tradicional división entre protagonistas y secundarios. Y ejerció de estrella de un cine europeo y transnacional, actuando en todas las latitudes del continente, cuya negra historia parecía impregnar sus mejores interpretaciones.
Ganz nació en 1941 en Zúrich, hijo de un mecánico suizo y de un ama de casa italiana. Pese a crecer en una ciudad de fuerte tradición teatral, descubrió el escenario de manera tardía.
"El teatro no pertenecía a mi clase social. Vivíamos en la periferia. Mi padre solo se interesaba por las cosas técnicas", dijo a Le Monde en 2012.
A los 16 años, un amigo que trabajaba como técnico de iluminación en la Schauspielhaus de Zúrich, uno de los escenarios más prestigiosos del teatro en alemán, le invitó a ver una obra entre bambalinas. Le fascinó tanto que empezó a acudir cada noche.
Decía que lo aprendió todo observando a aquellos actores, en su mayoría judíos y comunistas que habían abandonado Alemania durante la guerra. "Viéndolos pensé: ´Estoy seguro de que soy actor. Ahora debo hacer que los demás lo sepan´", relataba Ganz.