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María Reyna, emperatriz de la ópera





Por: Susana Rodríguez

Con tan sólo 16 años de edad y un dominio del español de sólo 40 por ciento, dejó Santa Ma­ría Tlahuitoltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca, con el objetivo de estudiar canto.

Una década después, y tras ha­ber trabajado como empleada do­méstica en Guadalajara, su voz comenzó a convertirse en una em­bajadora de las lenguas indígenas, con un género bautizado como “ópe­ra mixe”.

A los ocho años, la joven em­pezó a participar en un grupo de música versátil que ame­nizaba bodas y fiestas de XV años, pero luego tuvo que to­mar la decisión de salir de su comunidad, pues, de no hacerlo, probablemente su destino hu­biera sido convertirse en madre y trabajar en el campo.

Ante las circunstancias, una pri­ma la invitó a Guadalajara, donde trabajó en el servicio doméstico, a la par de que cursó la preparato­ria abierta y comenzó la carrera de Canto; además, estudió canto gre­goriano.

Realizó exitosa presentación en la clausura de las Fiestas del Pitic, en el callejón Velasco.