Aunque muchos ven en la tauromaquia un arte o deporte de valor, la actualidad choca con esta disciplina, que es considerada una tortura al animal
Por: Edel Osuna
Desde los inicios de la Humanidad, los hombres medían su valor enfrentando animales en ruedos con eventos de caza, como ocurría en la antigua Babilonia o Asiria, imperios donde los reyes reservaban leones o tigres para su entretenimiento.
Luego, el Imperio Romano estableció el Coliseo, donde con su máxima "Al pueblo, pan y circo" brindaba entretenimiento a la plebe con sus luchas a muerte, las cuales podrían ser entre gladiadores o entre gladiadores y animales.
Desde entonces, los animales sirvieron como espectáculo y entretenimiento para las multitudes, misma que continúa teniendo impacto en nuestros tiempos, como la tauromaquia.
Y aunque colectivos han logrado que se reconozcan los derechos de los animales, actualmente las corridas de toros tienen un fuerte impacto en el imaginario colectivo.
TAUROMAQUIA, ¿ARTE, DEPORTE O TORTURA ANIMAL?
Ahora bien, en ese tenor, muchos desconocen que a la tauromaquia se le define, de acuerdo con la Real Academia Española (RAE) como el "arte de lidiar toros"; sin embargo, en una definición más amplia, es el arte y la técnica de lidiar toros, en especial dentro de las corridas; además, comprende las reglas y tradiciones que rigen la práctica.
Es una disciplina que de gran tradición, con raíces en España, Portugal, el sur de Francia, y países de Latinoamérica, como México, Colombia, entre otros.
No obstante, como se mencionó antes, también es un tema controversial, pues activistas en pro de los derechos de los animales, como muchas organizaciones, las consideran como maltrato animal, con un grado de tortura, y exigen que sean abolidas.
BANDERILLAS, ¿INSTRUMENTOS DEPORTIVOS?
Ahora bien, en las corridas de toros existen distintos elementos que se usan para dar más realce o vistosidad a un evento, entre estos se encuentran las banderillas, esos palos delgados, decorados con papel picado que se clavan en el lomo del toro con el arpón que tienen en la punta.
Como se indicó, de acuerdo con profesionales de la tauromaquia, son palos delgados, generalmente de entre 70 y 78 centímetros de largo; están cubiertos y son adornados con papel picado. Además, en la punta tienen un arpón, cuyo objetivo es que se claven en el lomo del toro y se avive la lucha hombre-bestia.
Por otra parte, existen banderillas negras o de castigo, cuyo arpón visible tiene una longitud de ocho centímetros y una anchura de seis milímetros, que se clavan más profundamente en el animal provocando dolor e ira, y su uso se remonta, al menos, a 1950, en sustitución de las banderillas de fuego o de fogueo.
Ahora bien, en cuanto a su uso, la primera vez que se mencionó está registrado en el Reglamento de Espectáculos Taurinos de 1962.
Y aunque muchos cataloguen a esta suerte dentro de las corridas como un arte de elegancia, la realidad es que aunque existe un riesgo para el torero, al momento de entrar a clavar, la realidad es que el dolor es más para el animal, que en su intento de quitárselas, se lastima cada vez más.
