Tiene en su mente todo, como en botica
Desde hace 83 años presta servicio ininterrumpido en Botica Profesional Guerra
Para quienes ya conocen la botica, regresar ahí es como hacer un viaje al pasado, existe una báscula que doña Margarita no sabe cuántos años tiene de haber sido fabricada que funciona con total precisión y que llegó junto con ella de Culiacán, pero que su padre ya tenía muchos años con ella.
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Para quienes ya conocen la botica, regresar ahí es como hacer un viaje al pasado, existe una báscula que doña Margarita no sabe cuántos años tiene de haber sido fabricada que funciona con total precisión y que llegó junto con ella de Culiacán, pero que su padre ya tenía muchos años con ella.
También existe un caballito mecánico que llegó de Alemania, a esta atracción los que la conocieron de niño y tienen la foto de recuerdo, hoy traen a sus nietos para tomarles la misma gráfica donde un día estuvieron.
Para ella, la práctica es tan importante como aprender en una universidad y como su papá un día le dijo que si ella iba a trabajar en otra parte y para otras personas, lo mejor sería que aprendiera con él y en el aprender le comenzó a gustar la parte de la curación y la belleza pues en Botica Guerra se hacen cremas, lociones, champús y todo lo que ayuda a embellecer.
En esta botica, doña Margarita tiene la capacidad de hacer más de 80 fórmulas nada más para uso médico, las aplicaciones son para hongos, mezquinos, reumas, callos, comezones y tantas más con la se cubren muchas áreas y le sigue la parte de la belleza con cremas para distintos propósitos.
“Si tú te dieras cuenta, es exagerada la cantidad de gente que llega y te dice tengo caspa, o que se le cae el cabello, para este mezquino, y me preguntan¿qué me receta?...son tantas las enfermedades o las necesidades que las personas no van al médico, y si ya fue y no les gustó, esa confianza que da la seguridad los hace venir y atenderse a la antigüita”, justifica.
El 80 por ciento de los medicamentos son ungüentos y hay fórmulas que son para jarabes, otra cosa que ellos hacen es que si una pastilla es de 100 miligramos y el paciente la ocupa de 50 este es el lugar donde esa medida se la pueden dejar en la justa cantidad.
Como mujer dice que aprender a ser boticaria valió la pena, porque desde que su padre falleció, ella ha estado totalmente sola al frente del negocio y actualmente una de sus hijas tiene una sucursal por la calle Náinari y Nuevo León, en la colonia Quinta Díaz, donde Botica Profesional Guerra continúa haciendo la función por la que surgió.