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Ciudad Obregón

Sobreviven abarroteros

Pandemia y delincuencia los obliga a cerrar sus puertas más temprano

Sobreviven abarroteros

Hace más de 30 años, por la calle Zaragoza comenzaron a abrir sus puertas abarrotes y mercerías que con ilusión, familias convirtieron en su patrimonio, pero al pasar de los años con dificultad han logrado sobrevivir a la llegada de centros comerciales y tiendas de conveniencia.

Las ventas que se tienen al día son para solventar los gastos; las sodas, papitas y galletas es lo que más compra la gente que en su mayoría va de paso, platicó Olivia, dueña de un abarrote en la esquina de la Durango y Zaragoza.

“Hay muchas tiendas grandes y hace mucho que en el Centro no hay barrio, este punto está muy muerto, no hay ni clases, casi no viene gente al Centro de Salud ni a la Iglesia y esos eran los principales clientes”.

Por 32 años, dijo, ha mantenido abierta su tiendita, logrando sobrevivir porque no paga renta por el local, pero en lo que va de 2020 ha sido un año perdido, situación que también se complicó desde que la escuela Dworak fue cerrada.

Pese a que antes era un buen punto, ahora por las tardes la calle queda sola, siendo la delincuencia otro problema para las pequeñas tienditas del lugar, mismas que se ven en la necesidad de cerrar sus puertas antes de que oscurezca.

“Nos va mal, no pasa gente, este negocio lo abrí el 29 de septiembre de 1981 y en los últimos años la clientela ha decaído desde que abrieron las importaciones y un supermercado grande” señaló Martha Elba Esquer, quien sobre la Zaragoza mantiene abierta su mercería.

Recordó que al inicio vendía todo para la costura, pero ahora son solo algunos hilos, botones, listones y novedades como les llaman, las que mantiene en el aparador, pues la venta de refrescos y “chuchulucos” es lo que más rápido sale.

“Estamos como quien dice, dándole vuelta al dinero para surtir, ya es más para entretenerme; con lo poquito se venda y que quede algo es suficiente” dijo.

Además de la competencia que existe con los supermercados, los abarrotes del primer cuadro de la ciudad, se enfrentan a la falta de vecinos en el sector, salvo algunos comercios de diversos giros como artesanías, vestidos de xv años o venta de pinturas.