Sexoservidoras, olvidadas en los programas gubernamentales a causa del Covid-19
Por: Michel Inzunza
Son casi las 10 de la noche del viernes, una hora en la que las cantinas y casas de huéspedes del centro de la ciudad verían desfilar sus clientes. Desde hace mucho tiempo esa zona, ubicada en el callejón Costa Rica y Galeana es uno de los puntos donde se ejerce la prostitución, actividad que ha reportado una brusca caída debido al nuevo coronavirus.
Hace más de 90 días que se instauró en Sonora el confinamiento y la jornada de distanciamiento social. Fue en esas fechas -el 16 de marzo- cuando surgió el primer caso de Covid-19 en la Entidad. Desde que se anunciaron estas medidas se habló de una recesión económica que afectaría principalmente a los grupos vulnerables.
Ante la crisis económica que genera la pandemia, los tres niveles de Gobierno anunciaron programas y apoyos para distintos prestadores de servicios, quienes perderían sus fuentes de ingresos debido al confinamiento.
En Cajeme, colectivos de taxistas, músicos y grupos culturales recibieron ayuda de parte del Gobierno Municipal. Por parte del Estado y la Federación se destinaron créditos para empresarios, sin embargo ninguna autoridad se acordó de las sexoservidoras.
SIN NINGÚN APOYO
Rubí tiene 30 años de edad –en realidad aparenta más- e inició a los 22 como trabajadora sexual, labor que ha practicado de forma intermitente. Hace algunos días que no acudía a las inmediaciones del callejón Costa Rica, pero el fin de semana fue en busca de algunos clientes.
Debido a la pandemia se ha visto muy necesitada de dinero, por eso el servicio que ofrece, el cual tiene un costo regular de 400 pesos y en el que el cliente tiene derecho "a casi todo", hoy lo oferta en 150.
Además de la tarifa, algo que bajó considerablemente es la afluencia de usuarios, señaló.
En tiempos actuales, el uso del preservativo como dispositivo para evitar una enfermedad no basta, pues también las sexoservidoras deben cuidarse del covid y eso incluye acatar medidas como el uso de cubrebocas, aunque de haber un contacto físico estrecho con algún portador del coronavirus, no se descarta un contagio.
"Antes de la pandemia agarraba hasta cinco trabajos, pero desde que empezó esta enfermedad me he ido bien machín para abajo. Ahora agarro uno o dos clientes", expresó.
Con una hija de 10 años a la cual debe mantener, los gastos para Rubí se vuelven más pesados y ante la poca demanda de servicios sexuales, los ahorros que juntó a costa de su cuerpo se esfumaron: "Todo se me fue en la botana, en la comida", señaló.
Acorde al debate sobre la discriminación que se vive en el país, las sexoservidoras tampoco son muy bien vistas por la sociedad en general: "Algunas personas nos piden que nos retiremos, nos dicen que las molestamos con nuestra forma de ser", dijo.
En Cajeme algunas prostitutas son extorsionadas por parte de autoridades, principalmente policías, quienes actúan de manera similar a los grupos delictivos al exigirles derecho de piso.
"Piden dinero, otros quieren estar contigo por placer. Yo les dije que no y por eso me corrieron de la Plaza 18 de Marzo. A diferencia de la maña, esa no nos molesta", mencionó.
A los 22 años de edad, Rubí se retiró de las calles, incluso formó una familia, sin embargo su esposo fue asesinado en medio de la ola de violencia que se vive en el Municipio.
En noviembre pasado regresó a ejercer la profesión, mínimo tres días a la semana.
"Yo nomás vengo un ratito, nomás para sacar para mi cena. En la mañana vuelvo, a veces a esa hora hay clientes y ahorita lo que caiga es bueno", expresó.
PEGA DURO CRISIS ECONÓMICA
No sólo la prostitución sufre una crisis económica, la economía en general está estancada, señaló Carla, una mujer transexual que trabaja como sexoservidora cerca de la calle California.
Tiene 28 años de edad y, a diferencia de Rubí, pareciera tener un poco más de solvencia económica. Renta un departamento al cual lleva a sus usuarios y asegura que durante esta pandemia no le ha ido "tan mal".
Eso se debe a que sus clientes son habituales y que su tarifa es más cara, pues varía entre los mil, mil 500 y los 500 pesos el servicio: "Depende del sapo la pedrada", mencionó.
Para ella el trabajo sexual es complementario, pues de día trabaja como estilista y de noche atiende solo a un cliente, dijo.
Para evitar el coronavirus, hace caso de las medidas de sana distancia, por ejemplo no besa y "le pide a sus parejas que respiren hacia otro lado", señaló.
Algo que la ha beneficiado es el uso del Internet, dijo, pues a nivel nacional existen sitios y comunidades en donde se ofertan servicios de prostitución a través de un catálogo de imágenes. Ahí el cliente puede solicitar mujeres, gays, gigolos y travestis.
"No sé por qué se preocupan por la economía de la prostitución, si la crisis financiera está en todos lados", agregó.
Ni Rubí ni Carla cuentan con tarjeta sanitaria. La primera dijo que está por sacarla, luego de que policías municipales se la solicitaran; la segunda señaló que el documento aquí no es necesario: "Si estuviéramos en Tijuana, allá sí", expresó.
En Cajeme no existe una estadística precisa de cuántas prostitutas laboran. De acuerdo con las entrevistadas, en la Plaza 18 de Marzo se juntan aproximadamente 10 mujeres y en la calle California son alrededor de tres transexuales.
Junto con las sexoservidoras, otros hombres y mujeres que trabajan en actividades concernientes al sexo no tienen empleo: teiboleras, ficheras, meseros, personal de seguridad, entre otros.
Además del centro, zonas como la calle California, la avenida 6 de Abril y los alrededores de la Central de Autobuses Faustino Félix Serna lucen desoladas ante la contingencia.
Las cantinas y tables dance están cerrados y transitan pocos carros debido a la restricción a la movilidad. A nivel federal no se sabe cuándo terminará el encierro y se volverá a la normalidad.
TRABAJADORAS SEXUALES EN EL LIMBO
Con el auge de las redes sociales surgió una prostitución anónima y dentro del mundo del internet, también una pequeña zona de tolerancia virtual en donde se ofertan servicios sexuales a domicilio o vía red.
Ante la falta de clientes en la calle por el coronavirus, el trabajo sexual ha tenido que mudarse a las redes sociales con venta de videos, packs y videollamadas.
En Sonora ya se han detectado algunas cuentas de Facebook y Twitter. En la primera el servicio a domicilio de prostitutas es una opción común, sin embargo, poco se habla abiertamente de él; mientras que Twitter se utiliza más para la venta de contenido sexual.
En este caso la Unidad Cibernética de la Secretaría de Seguridad Pública de Sonora no tiene injerencia, pues es una institución que trabaja de manera preventiva y bajo denuncia, informó.
Por eso, para quienes ejercen la prostitución en Cajeme y Sonora es difícil ser reconocidas como trabajadoras y trabajadores, luego de ser una actividad no regulada por las autoridades -Secretaría de Salud, Jurisdicción Sanitaria, Regulación Sanitaria, Salud Municipal-, las cuales aseguran desconocen su existencia.
A diferencia de Sonora, otras partes del país destinaron apoyo para las trabajadoras sexuales, por lo pronto en la Entidad no se les ha visto como grupo vulnerable.
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