Así recuerdan a la Arena Coliseo de Ciudad Obregón, recinto de las máximas estrellas de la lucha libre en México
Las grandes figuras de la lucha libre mexicana como El Santo y Blue Demon engalanaron el lugar y lo convirtieron en una verdadera catedral
Rebeca Sevilla Rodríguez, su esposo José de Jesús Aguiñiga y su hermano Álvaro Rodríguez Sevilla realizaron un viaje en el tiempo al recorrer el espacio que por mucho tiempo fue su casa: La Arena Coliseo en Ciudad Obregón.
Con añoranza caminaron por sus instalaciones en el espacio donde alguna vez, vivienron cientas de vivencias de una época que desapareció en Cajeme.
Noticia Relacionada
Provenientes de la Ciudad de México, Rebeca y su hermano arribaron a Ciudad Obregón el 1 de enero de 1967, siendo esta la fecha que se adentraron a un mundo mágico inspirado por un deporte que en México representa un legado de la cultura popular: la lucha libre.
“Es un privilegio haber conocido a todas las grandes figuras como el Santo, Blue Demon, entre otros; aquí crecí, aquí me casé y aquí nacieron mis hijos, por eso amo la lucha libre”, expresó con orgullo Rebeca Sevilla Rodríguez, quien en el presente cuenta con 67 años de edad.
Su mamá, Elena Rodríguez y su padre, Gavino Sevilla Sánchez se instalaron en la arena coliseo, tras una década de gloria que había escrito el recinto.
SURGE ARENA COLISEO
Así como el 12 de octubre de 1492 se puso en el radar un nuevo continente con el descubrimiento de América, ese mismo día, pero en la esquina de la calle Sufragio Efectivo y Zaragoza de 1957, saltó a la escena la Arena Coliseo.
Ahí, las personas encontraron un tipo de seres que destacaba por sus coloridos atuendos y físicos, pulidos y fornidos, siendo estos los luchadores mexicanos que maravillaron a propios y extraños por sus feroces y espectaculares combates que escenificaron arriba del cuadrilátero.
OCHO PESOS PRIMERA FUNCIÓN
En el recinto se escribieron noches memorables con funciones de box y lucha libre.
En las páginas de Diario del Yaqui se publicó la cartelera de la gran inauguración, la cual fue encabezada por una pelea de box a 10 asaltos entre el nacido en la isla caribeña de Barbados, Billy Graves, y el local Arnold Gil; el costo para el evento que marcó el inicio de la Arena Coliseo en Ciudad Obregón fue de ocho pesos en la localidad de gradas.
Las funciones de lucha libre se llevaban a cabo los lunes, día en el que el cuadrilátero atestiguaba lances, llaves y toda la parafernalia que envuelve la lucha libre mexicana; mientras que los fines de semana los “cueros” tronaban con ganchos, volados y jabs que se apreciaban en el encordado al estar esos días destinados para el boxeo.
Rebeca y Álvaro encontraron en tal espacio un sitio para soñar; su mamá, la señora Elena Rodríguez era hermana de Rebeca Rodríguez, quien era la administradora de la Arena Coliseo y quien estaba casada con José Mendieta, "el mandamás del lugar", encargado y quien fungía como maestro de lucha libre, papá del ídolo local: José Mendieta Jr. “El Rambo”.
“Recuerdo que la Arena (Coliseo) tenía dos casas; en una vivía mi tía Rebeca y en la otra vivíamos nosotros; mi mamá hacia la limpieza de la Arena y le preparaba comida a los luchadores que se presentaban en las funciones, además el lugar tenía un gimnasio y vestidores”, compartió con nostalgia, Rebeca Sevilla.
AFORO
Con capacidad para tres mil espectadores distribuidos en las butacas de madera y en las gradas de cemento, la Arena Coliseo vivió momentos gloriosos que cautivaron al publicó.
“Recuerdo dos veces que la gente abarrotó la arena, hubo gente que se quedó afuera. La primera fue en la función donde estuvieron Huracán Ramírez, Rayo de Jalisco, el Santo y los Gemelos Diablos; esa función se realizó a mediados de los 70´s, y el otro (evento), que llenó a reventar el lugar fue en los 80´s cuando se presentó Súper Muñeco y Súper Ratón”, compartió Álvaro Sevilla, quien también fue luchador profesional y combatió bajo el mote de “Al” Sevilla.
Agregó que en esos días la gente acudía desde la mañana a la Arena y hacían largas filas, pues no cabía ni un “alfiler”.
Las máximas figuras del pancracio mexicano pisaron la lona de la Arena Coliseo de Ciudad Obregón, lo que convirtió al lugar en un "hervidero" de aficionados que querían ver de cerca a los exponentes que miraban por televisión o revistas, como El Santo, Blue Demon, Perro Aguayo, Cavernario Galindo, Tonina Jackson entre otros.
Miró al Santo sin mascara
Como si fuera ayer, la señora Rebeca Sevilla narró cómo fue el momento en el que conoció el rostro del Santo, quien son sigilo siempre cuido ese secreto.
“En el gimnasio se juntaban los luchadores y comían, recuerdo que un día me subí para ver al Santo sin máscara, lo ví y me vió; pensé que se iba enojar, pero me cerró el ojo, después me lo encontré en el centro comiendo sin máscara y cuando lo ví y me vió me hizo una seña que no digiera nada”, recordó con emoción, la señora Rebeca.
Ese episodio marcó su vida, pues el Enmascarado de Plata era un ídolo de multitudes muy cuidadoso con su personaje, quien solo con los luchadores se destapaba la capucha y podían mirar su rostro, pero, ante los aficionados era muy celoso.
La experiencia que vivió Rebeca durante su infancia, reveló que Rodolfo Guzmán Huerta, nombre del ser humano que daba vida a la figura icónica del Santo, al quitarse la máscara y guardar el emblemático personaje en su camerino, pasaba desapercibido, pues su identidad no era conocida por la gente fuera del gremio.
Personajes locales que se abrieron camino en la escena de la lucha libre, vivieron capítulos majestuosos en la Arena Coliseo, como Willy Cortéz, quien en dicho lugar combatió contra el Santo.
ADIÓS A LA ARENA COLISEO
A finales de los 90´s la marquesina de la Arena Coliseo se apagó para siempre, dejando en la memoria de los aficionados pasajes luminosos que durante cuatro décadas fabricaron ídolos de la lucha libre mexicana, grandes exponentes del boxeo nacional e internacional.
Actualmente en dicho lugar operan varios negocios, pero sus muros aún guardan el bullicio desatado tras una función de lucha libre o box, los cuales retumban en sus entrañas.
Los enfrentamientos de los grandes ídolos de la lucha libre en México aún perduran en la mente de la gente que algún día se sentó en sus gradas y vibró con los combates que hicieron estallar de júbilo el lugar.