Las comunidades están repletas de historias que, a pesar de su aparente simplicidad, sus residentes sostienen que son verdaderas
Por: Brayam Chávez
Esta es la leyenda de "El Pozo maldito", ya que concede poderes a aquellos que se sumergen en sus profundidades y consiguen ascender.
¿CÓMO SURGE LA LEYENDA?
Mediante la plataforma social de Facebook, se difundió el video que rápidamente se propagó a nivel mundial después de capturar el sitio donde reside la leyenda y entrevistar a un residente de la comunidad Bacabachi, Navojoa, Sonora.
La leyenda relata que en el pueblo de México, situado en el Municipio de Navojoa, Estado de Sonora, se encuentra un "pozo maldito" situado entre el monte de esta finca, al que le profesan gran respeto. La leyenda sostiene que en este pozo concedían poderes y riquezas a aquellos que conseguían penetrar en sus profundidades, donde llevaban a cabo rituales y sacrificios humanos.
Manuel Humberto Valenzuela sostiene que ya se ha adentrado en las profundidades, por lo que relató algunos detalles de la historia.
"Esta leyenda data de hace 100 años aproximadamente; este pozo es muy famoso porque aquí se hacían ritos satánicos, ritos de distintas escalas brujales, por así llamarlo".
Dentro de las referencias a la leyenda, uno de los relatos menciona que sacrificaron a un bebé. Por lo tanto, el hombre indicó que,
"según la leyenda, fue robado de Etchojoa (pueblo mexicano en el sur del Estado de Sonora, en la región del Valle del Mayo). Este bebé se llevó aquí, fue un sacrificio, nunca se registró. Sí, hubo pruebas donde se demostró que el ADN humano presente en el lugar era positivo".
UN FAMOSO ENTRE LOS RECOMPENSADOS
De igual forma, en la leyenda se sostenía que existía una dama capaz de transformarse en serpiente y tecolote, pero hace algunos años que ha muerto.
Incluso mencionó al beisbolista de México, Fernando Valenzuela Anguamea, ya que nació en Etchohuaquila, Navojoa, Sonora, México, el 1 de noviembre de 1960. Manuel resaltó:
"Se dice que vino y también que se acercó al cerro de Bacabachi. No hay miedo, pero sí mucho respeto por lo que se ha oído y experimentado".