Estas esculturas, que pueden alcanzar hasta 50 cm de largo y 3 kg de peso, son apreciadas por su duración efímera y su fascinante colorido
Por: César Omar Leyva
¿Sabías que en Oaxaca se celebra una de las tradiciones navideñas más singulares del mundo? La Noche de los Rábanos, que se lleva a cabo cada 23 de diciembre, convierte a este vegetal en protagonista de elaboradas esculturas para los Nacimientos.
Esta tradición, que data del siglo XVIII, tiene un origen curioso relacionado con la sobreproducción de rábanos en la región, lo que llevó a dos frailes a crear las primeras figuras para exhibir en el mercado.
El concurso, que fue formalizado en 1897 por el gobernador de Oaxaca, Francisco Vasconcelos, celebra la creatividad y destreza de los artesanos que moldean figuras como el Niño Dios, la Virgen María, los Reyes Magos y más, usando rábanos criollos.
TERMINAN EN UNA ENSALADA
Estas esculturas, que pueden alcanzar hasta 50 cm de largo y 3 kg de peso, son apreciadas por su duración efímera y su fascinante colorido rojo y blanco. Con el paso de las horas, las figuras pueden oxidarse, lo que hace que cada creación sea única y transitoria.
Los artesanos utilizan herramientas como cuchillos, objetos punzantes y palillos para dar forma a estos delicados Nacimientos, los cuales, al ser efímeros, se reinventan cada año y, al final de la festividad, a menudo terminan en ensaladas.
Esta tradición, que ha evolucionado desde el siglo XI con San Francisco de Asís y su primer Nacimiento en Italia, ha alcanzado en Oaxaca un simbolismo especial de devoción y alegría, uniendo a la comunidad en una celebración navideña llena de creatividad y tradición.