De tener éxito, este proyecto podría allanar el camino para que se levanten las prohibiciones sobre vuelos supersónicos comerciales sobre tierra
Por: César Omar Leyva
La NASA ha dado un paso fundamental en su misión de revolucionar los vuelos supersónicos con el primer encendido del motor del X-59, un avión experimental diseñado para minimizar el estampido sónico.
Esta aeronave es el eje central de la misión Quesst, cuyo objetivo es reducir el ruido generado al romper la barrera del sonido y recopilar datos sobre la percepción de estos ruidos en comunidades.
De tener éxito, este proyecto podría allanar el camino para que se levanten las prohibiciones sobre vuelos supersónicos comerciales sobre tierra, abriendo la puerta a un nuevo capítulo en la aviación rápida y silenciosa.
EL RESURGIR DE LOS VUELOS SUPERSÓNICOS
Los vuelos supersónicos no son un concepto nuevo. La era dorada de la aviación supersónica comenzó con el Concorde en la década de 1970, capaz de cruzar el Atlántico en poco más de tres horas.
Sin embargo, el Concorde enfrentó restricciones debido al fuerte estampido sónico que generaba, lo que llevó a la prohibición de sus vuelos sobre tierra. Desde entonces, los avances tecnológicos han buscado resolver este problema y revitalizar el interés en los vuelos comerciales de alta velocidad.
La misión Quesst y el desarrollo del X-59 se presentan como un renacer de este tipo de aviación, pero con un enfoque innovador: su diseño y tecnología están optimizados para mitigar el ruido, transformando el característico estampido fuerte en un sonido similar a un golpe sordo.
Este cambio no solo podría hacer más viables los vuelos comerciales supersónicos, sino también reducir el impacto ambiental sonoro para las comunidades en tierra.
PROGRESO Y PRÓXIMOS PASOS DEL X-59
El motor del X-59, un F414-GE-100 derivado del F-18 Super Hornet, proporciona una potencia impresionante de 22 mil libras que permitirá al avión alcanzar velocidades de hasta Mach 1,4 (alrededor de 1,500 kilómetros por hora) y volar a altitudes de casi 17 mil metros.
Este primer encendido se realizó en las instalaciones Skunk Works de Lockheed Martin en Palmdale, California, y marca el comienzo de una serie de pruebas cruciales para evaluar la interacción de todos los sistemas de la aeronave.
Jay Brandon, ingeniero jefe del proyecto en la NASA, explicó que esta fase inicial sirvió para verificar fugas y asegurar la correcta comunicación entre los sistemas.
SE REALIZARÁN MÁS PRUEBAS
En las próximas etapas, se realizarán pruebas de alta potencia y simulaciones de condiciones de vuelo. Estas pruebas son esenciales para garantizar la seguridad y el éxito de la misión, cuyo primer vuelo experimental se espera para 2025.
Paul Dees, jefe adjunto de propulsión del proyecto, expresó su entusiasmo: "El encendido del motor es solo el inicio de la culminación de años de trabajo en equipo.
Es como la primera nota de una sinfonía, y los esfuerzos continuarán hasta que veamos al X-59 en el aire". Si todo avanza según lo planeado, el éxito del X-59 podría cambiar las reglas del juego en la aviación comercial, permitiendo vuelos más rápidos y silenciosos que transformarán el transporte aéreo.