El asteroide 2024 YR4 alcanza la mayor probabilidad de impacto registrada

El cuerpo rocoso se alejará de la tierra y dentro de unos años podrá regresar, los expertos piden no alertarse; sin embargo, se mantienen protocolos

Por: César Omar Leyva

El asteroide 2024 YR4 ha alcanzado una probabilidad de impacto del 2.8 por ciento para el año 2032, la cual es la más alta registrada para un objeto de más de 30 metros de diámetro, según datos recientes de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El incremento en la probabilidad de impacto es un fenómeno esperado conforme los científicos refinan su conocimiento sobre la órbita del asteroide.

Juan Luis Cano, coordinador del servicio de información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, explicó que a medida que se recopilan más datos, la incertidumbre en la trayectoria disminuye, lo que temporalmente puede aumentar la percepción del riesgo.

La fecha clave en la trayectoria de 2024 YR4 es el 22 de diciembre de 2032, cuando se determinará si la Tierra permanece dentro de su región de incertidumbre.

Aunque la probabilidad podría seguir aumentando en los próximos días, los expertos esperan que eventualmente caiga a 0 por ciento, descartando cualquier posibilidad de impacto.

OBLIGA A ACTIVAR PROTOCOLOS INTERNACIONALES

El asteroide, descubierto el 27 de diciembre de 2024, tiene un diámetro estimado entre 40 y 90 metros y actualmente se encuentra en el nivel 3 de la Escala de Turín, lo que significa que merece atención por parte de la comunidad astronómica.

Incluso ha superado la probabilidad máxima registrada para Apophis, otro asteroide detectado en 2004, que alcanzó un 2.7 por ciento antes de descender a 0 por ciento.

Por su tamaño y riesgo potencial, 2024 YR4 ha activado protocolos internacionales como la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), ambos avalados por la ONU.

LA NASA TIENE OTRA PROBABILIDAD

La NASA, por su parte, ha elevado la probabilidad de impacto al 3.1 por ciento, ligeramente superior a la estimación de la ESA. Esta diferencia se debe a variaciones en los modelos de cálculo empleados por ambas agencias, aunque sus científicos trabajan en estrecha colaboración para validar los resultados.