Cada 26 de diciembre, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Esteban, conocido como el "protomártir", el primero en entregar su vida por Cristo. El término protomártir proviene del griego protos (primero) y martyros (testigo), haciendo referencia al primer testigo de la fe cristiana que sufrió la martirio. La figura de San Esteban no solo es un símbolo de valentía, sino también un testimonio de amor inquebrantable hacia el Mesías.
EL MARTIRIO DE SAN ESTEBAN: UN ACTO DE FE Y PERDÓN
San Esteban fue lapidado hasta morir por las autoridades judías tras desafiar abiertamente sus creencias y acusarlas de rechazar a Jesús como el Mesías. Su valentía al enfrentar la persecución es un acto de amor y testimonio, el cual llegó al extremo de ofrecer su vida por su fe. La lapidación fue la condena impuesta por el Sanedrín, el cual no pudo tolerar sus duras críticas a las autoridades religiosas de la época. Tras ser arrastrado fuera de Jerusalén, Esteban recibió los golpes de las piedras con una serenidad admirable. Mientras sufría el tormento, alcanzó a exclamar con firmeza: "Señor Jesús, recibe mi espíritu", y antes de morir, rogó por sus ejecutores: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado" (Hechos 7, 54-55).
Este momento de su muerte resalta no solo su fortaleza física, sino la gran profundidad de su perdón hacia aquellos que lo estaban matando. Un perdón que, en sus últimas palabras, reflejaba el mismo amor y misericordia que Jesús mostró en la cruz. El sacrificio de Esteban no fue solo físico; fue también un acto espiritual de completa entrega a la voluntad de Dios.

UN MARTIRIO EN PLENA NAVIDAD: ¿POR QUÉ CELEBRAR A SAN ESTEBAN EN ESTA ÉPOCA?
En medio de la alegría que caracteriza la celebración de la Navidad, muchos se preguntan por qué la Iglesia elige recordar el martirio de San Esteban en estos días tan festivos. ¿No debería ser un tiempo de pura celebración y paz? Sin embargo, el sacrificio de San Esteban resalta de manera única el verdadero sentido de la Navidad. El Papa Francisco, en su homilía de 2014, destacó que "con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de los reyes". Esteban no solo es el primer mártir, sino también el primer testigo que da la vida por aquel que vino al mundo para darla por nosotros.
El Papa Benedicto XVI también nos ofreció una reflexión profunda sobre esta cuestión. En 2012, expresó que la fuerza de Esteban para afrontar su martirio provenía de su relación profunda con Dios y su meditación constante sobre el misterio de la salvación. Así, el martirio de Esteban no es una contradicción con la alegría navideña, sino más bien una ampliación del mensaje central de la Navidad: el amor y el sacrificio incondicional. Esteban vivió y murió siguiendo el ejemplo de Cristo, y su vida es un testimonio de cómo vivir plenamente el misterio de la Navidad.
SAN ESTEBAN Y LA LECCIÓN DE AMOR Y PERDÓN
El día de San Esteban nos invita a reflexionar sobre el valor del perdón y el amor en momentos de adversidad. Su sacrificio no solo es un ejemplo de valentía, sino también de compasión. Al igual que Cristo perdonó a sus verdugos, Esteban, en su última hora, mostró una profunda misericordia hacia aquellos que lo lapidaban. Esta lección de perdón es fundamental para entender el verdadero espíritu de la Navidad, que va más allá de las celebraciones superficiales y se adentra en el corazón del amor divino.
Hoy, al celebrar a San Esteban, recordamos que el sacrificio y el testimonio de fe son parte fundamental del camino cristiano. Esteban, el primer mártir, no solo murió por su fe, sino que vivió como un verdadero discípulo de Cristo, dispuesto a entregar su vida en aras del Evangelio.
La figura de San Esteban nos recuerda que el verdadero espíritu de la Navidad no es solo el regocijo, sino también el sacrificio y el amor incondicional. Mientras celebramos el nacimiento de Jesús, también honramos a aquellos que, como Esteban, han seguido sus pasos hasta el final, testificando con su vida el mensaje de esperanza, perdón y amor que Cristo trajo al mundo.
¡Feliz día de San Esteban, el primer mártir, cuyo sacrificio ilumina la Octava de Navidad!




