La piel del rostro no es la única que sufre por los factores externos como la exposición solar, el clima extremo o algunos medicamentos que provocan resequedad severa; los labios también lo resienten.
Cuando los labios se resecan, suelen agrietarse y formar los clásicos "cueritos", esos pequeños pellejos que sobresalen y que muchas personas, casi por reflejo, arrancan con los dedos o con los dientes. Pero, parezca una acción inofensiva, es una práctica nada recomendable y, en realidad, perjudicial.
Para empezar, los labios cuentan con una capa protectora muy delgada que mantiene la humedad y evita infecciones.
Cuando se arrancan los cueritos, lo que realmente se está quitando es parte de esa barrera natural, dejando la zona expuesta a irritaciones, inflamación e incluso pequeñas heridas que pueden sangrar.
Esto no solo empeora la resequedad, sino que también prolonga la recuperación y favorece la aparición de grietas más profundas.
La condición médica asociada a los labios agrietados se conoce como queilitis. Y aunque a veces basta con hidratarlos para mejorar, el mal hábito de "arrancar la piel" suele agravarla. Además, morderse o manipular constantemente los labios se relaciona con la dermatofagia, un comportamiento que puede inflamar la piel y que, en algunos casos, está acompañado de factores emocionales.
RELACIÓN ENTRE HÁBITOS Y TRASTORNOS EMOCIONALES
De acuerdo con ABC Bienestar y MedlinePlus, acciones repetitivas como esta pueden estar asociadas a trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), ansiedad o estrés.
El TOC implica pensamientos persistentes y difíciles de controlar, mientras que la ansiedad puede provocar inquietud, respiración acelerada y dificultades para dormir.
El estrés, por su parte, activa hormonas que preparan al cuerpo para responder ante situaciones demandantes, pero su exceso afecta la salud física y emocional.
No todas las personas que se muerden o arrancan cueritos padecen estos trastornos, pero sí puede ser una señal de que algo requiere atención.
Para evitar daños, lo ideal es optar por métodos seguros de exfoliación e hidratación. Según Tua Saúde, la vaselina, derivada del petróleo, es un excelente humectante para labios y cutículas.
También se puede usar un cepillo seco para exfoliar suavemente o aplicar mezclas naturales como aguacate triturado con aceite de oliva durante 15 minutos.
La conclusión es sencilla: arrancar los cueritos no solo retrasa la cicatrización, también puede abrir la puerta a irritaciones, infecciones y hábitos compulsivos. Cuidar los labios requiere paciencia, hidratación constante y evitar a toda costa ese impulso tan tentador como dañino.




