Durante la temporada de calor, darse un chapuzón en una alberca es una de las actividades favoritas de las familias. Y normalmente es en estas fechas cuando más llenos se encuentran los parques acuáticos y las piscinas públicas.
Pero, ¿qué tan seguro es bañarse en uno de estos lugares? Y es que a pesar de que en muchas partes el agua luce cristalina, hay gérmenes y bacterias que pueden estar presentes, los cuales pudieran llegar a ser causantes de problemas como simples irritaciones hasta infecciones gastrointestinales serias.
Según la inmunóloga y especialista en enfermedades infecciosas Lisa Vázquez, la presencia de gérmenes en estos espacios es un tema de preocupación, pero con precauciones adecuadas no es necesario entrar en pánico.
En su curso "Las infecciones en el ocio", la experta explica cómo ciertos patógenos pueden proliferar en el agua, pero también ofrece recomendaciones sobre cómo disfrutar de estos espacios sin riesgos innecesarios.

¿CUÁLES SON LOS GÉRMENES COMUNES EN LAS PISCINAS PÚBLICAS?
El cloro utilizado en las piscinas es eficaz para eliminar muchos patógenos, aunque no es infalible. En algunas ocasiones, los gérmenes más resistentes, como el Cryptosporidium y la Pseudomonas aeruginosa, pueden persistir incluso en aguas tratadas.
El Cryptosporidium es particularmente problemático, ya que su capa exterior resistente le permite sobrevivir hasta 10 días en agua clorada, y es responsable de causar diarrea acuosa en los nadadores.
Por otro lado, las cloraminas, subproductos del cloro formados cuando este reacciona con sudor, orina y aceites de la piel, son las responsables del característico olor a cloro que muchas veces se asocia a "agua limpia".
Sin embargo, este olor fuerte es una señal de que la piscina está contaminada, por lo que podría ser mejor evitarla si está presente.

CONSEJOS PARA IR A UNA ALBERCA PÚBLICA DE FORMA SEGURA
A pesar de estos riesgos, nadar en albercas públicas no tiene por qué ser peligroso si tomas ciertas precauciones. La especialista recomienda seguir estos consejos para reducir el riesgo de contagiarse con gérmenes:
- Dúchate antes de entrar al agua: Eliminar suciedad y aceites corporales
- Evita nadar si estás enfermo: Especialmente si tienes diarrea o heridas abiertas.
- No tragues agua: Minimiza el riesgo de ingerir gérmenes.
- Espera dos semanas tras una infección intestinal: Si has tenido criptosporidiosis, no nades hasta que no haya síntomas.
- Sécate los oídos: Previene infecciones como el "oído del nadador".
- Cubre heridas abiertas: Si no puedes evitar nadar, asegúrate de sellarlas bien.
- Dúchate después de nadar: Esto eliminará cualquier germen en tu piel.