Superar una relación tóxica no es un proceso rápido ni sencillo, pero sí posible si se aborda con paciencia, amor propio y apoyo espiritual. El psicólogo Jesús Ramos, especialista en terapia individual y de pareja, comparte claves para sanar emocionalmente y reconstruirse después de una experiencia afectiva dolorosa.
Toda ruptura implica duelo, pero cuando hay toxicidad, la herida suele ser más profunda. Ramos explica que el proceso de sanación no es lineal: habrá avances y retrocesos, y es normal experimentar emociones como tristeza, enojo, ansiedad o culpa.
"Estas emociones no son malas; lo dañino es quedarse atado a ellas y creer mentiras sobre uno mismo, como ´no valgo´ o ´nadie me amará´", advierte. Reestructurar estos pensamientos es vital para recuperar la confianza y la autoestima.

RECOMENDACIONES ESENCIALES PARA SANAR TRAS UNA RELACIÓN
El especialista destaca varias recomendaciones esenciales:
- Aceptar el cambio: reconocer que la relación terminó es el primer paso para sanar.
- Practicar el perdón propio: liberarse de la culpa y recordar que, como seres únicos e irrepetibles, tenemos un valor inigualable.
- Cuidar el cuerpo: dormir, alimentarse bien y mantenerse activo físicamente ayudan a equilibrar las emociones.
- Evitar patrones dañinos: identificar "banderas rojas" como violencia, control, adicciones o desinterés, para no repetir experiencias tóxicas.
- Fortalecer el amor propio: conocerse, establecer límites y trabajar en la propia felicidad.

¿CUÁNTO PUEDE DURAR EL DUELO POR TERMINAR UNA RELACIÓN?
Desde una perspectiva espiritual, Ramos subraya la importancia de ofrecer el dolor a Dios como un acto de fe que transforma el sufrimiento en oportunidad de crecimiento. "No es evasión, es dejar que Dios lleve contigo esa carga.
En la oración, la adoración o la reconciliación sacramental, el dolor se convierte en camino de madurez y esperanza", explica.
El proceso de duelo puede durar hasta dos años, siendo los primeros meses los más difíciles. Si el sufrimiento interfiere con la vida cotidiana, Ramos recomienda buscar ayuda profesional: "Pedir ayuda no es debilidad, es responsabilidad".
Sanar, concluye, no significa olvidar ni negar el dolor, sino descubrir que, con amor propio, perdón y fe, el corazón puede renovarse y volverse más fuerte que nunca.