
El historiador Lombardo Ríos Ramírez, comentó que en la ciudad existían más de 100 “molinos de viento” que con la llegada de las nuevas tecnologías fueron desapareciendo.
“La característica de los molinos dio el apodo a Navojoa de ‘la ciudad de los papalotes’, porque así se les llamaba también a los molinos”, explicó.
En la región del Mayo existen algunos, indicó, la mayoría ubicados en rancherías donde todavía se utilizan para extraer agua. “Los papalotes tenían su tecnología; el viento hacia girar las aspas, sacaba el agua que iba hasta las pilas, de las pilas empezaba a correr el agua, pero cuando se llenaban se le colocaba un seguro a los molinos para evitar que siguiera girando y así no desperdiciar agua”, detalló.
Los papalotes, dijo, generaban una energía limpia y económica, que fue desapareciendo cuando llegaron los motores y la electricidad y ofrecían una manera más rápida y práctica de sustraer el agua de la tierra.
“Hay una empresa en Obregón que los fabrica desde hace tiempo. Antes había en la mayoría de los hogares”.