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¿Qué enfermedades impiden viajar en avión?

Aunque viajar es uno de los placeres de la vida, hay que tener en cuenta que ciertos padecimientos pueden ser perjudiciales al subir a un avión

¿Qué enfermedades impiden viajar en avión?

Uno de los mayores placeres de la vida es viajar, y lo cierto es que muy pocas personas se someten a una revisión médica antes de tomar un vuelo, lo que puede ser un riesgo para la salud.

Es aconsejable que las personas con ciertos problemas de salud consulten primero con un médico si pueden viajar por avión, pues hacerlo sin tomar las debidas precauciones podría representar altos riesgos, sobre todo en los adultos mayores.

Asimismo, las mujeres embarazadas, bebés prematuros, personas con alguna discapacidad o que necesitan asistencia médica, deben tener cuidado especial al momento de subir a un avión.

Aunque esto no significa que no puedan viajar en avión, pero sí es conveniente antes de hacerlo que un médico evalúe la situación.

Durante el vuelo, existen alunas situaciones que pueden ocasionar malestares y ser perjudiciales para la salud, como los cambios en la presión del aire, la disminución en los niveles de oxígeno en la sangre, el sedentarismo prolongado, ya que durante un vuelo largo el pasajero permanece mucho tiempo sentado, entre otros factores.

PERSONAS QUE NO PUEDEN VIAJAR EN AVIÓN

Hay algunas enfermedades crónicas y condiciones médicas que pueden impedir viajar en avión, como:

•             Enfermedades cardíacas graves: Infarto de miocardio reciente, arritmia, angina de pecho, etc.

•             Enfermedades pulmonares y enfermedades respiratorias: Neumotórax, EPOC, derrame pleural, falta de aire en reposo etc.

•             Enfermedades cardiovasculares: con riesgo de trombosis venosa profunda y embolia pulmonar.

•             Ictus o accidente cerebrovascular reciente

•             Tumores cerebrales, edema cerebral, epilepsia

•             Enfermedades infecciosas, como varicela, gripe o incluso COVID-19

•             Una intervención quirúrgica reciente

•             Enfermedad de descompresión

•             Presión intracraneal (como consecuencia de una hemorragia, una lesión o una infección).

•             Infección de oído

•             Lesiones recientes que hayan provocado la presencia de aire o gas atrapado en el cuerpo

•             Enfermedades que requieren oxígeno adicional

•             Anemia falciforme