Muere Elena Larrea, activista e influencer fundadora de “Cuacolandia”
Esta mañana se dio a conocer el fallecimiento de la defensora de los derechos de los animales, quien dedicó su vida a proteger a los caballos
Este miércoles 20 de marzo se dio a conocer la noticia del fallecimiento de Elena Larrea, fundadora del santuario de caballos “Cuacolandia”, quien dedicó su vida a proteger a los animales que vivían maltrato.
Elena Larrea luchó férreamente para que los caballos tuvieran una vida digna, así como para concientizar sobre el maltrato que viven estos animales que son utilizados para el trabajo.
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Ella personalmente hacía los rescates de los equinos, así como de yeguas, mulas y burros y los llevaba a vivir a su refugio, donde los cuidaba con amor y respeto. En ese lugar los equinos llevan una alimentación balanceada, viven en libertad controlada y los que han sido maltratados y abusados nunca vuelven a ser montados.
¿DE QUÉ MURIÓ ELENA LARREA?
En redes sociales se informó sobre el fallecimiento de la conocida y querida activista; sin embargo no se dijo la causa de su deceso.
La activista era muy popular en redes, pues constantemente mostraba cómo era la vida de los caballos que rescataba antes y después de llegar a “Cuacolandia”.
Decenas de personas han enviado mensajes de condolencia a familiares de Elena Larrea a través de redes sociales sumamente consternados por la noticia de su muerte, donde reconocían su desempeño y la gran labor que realizó durante muchos años.
¿DÓNDE SE UBICA CUACOLANDIA?
El santuario de caballos se ubica en el municipio de Atlixco, Puebla, y fue fundado en el año 2017, con el objetivo de preservar la vida de estos animales.
La defensora de los caballos luchó incansablemente por sus derechos, incluso el 15 de febrero se presentó en el Congreso de Puebla, donde logró la tipificación de la zoofilia como un delito, que recibirá un castigo de cuatro años de prisión.
Fue tanta su pasión por defender a estos animales que abrió una cuenta en Only Fans con el único objetivo de recaudar fondos para su santuario de caballos; además vendía mercancía oficial de “Cuacolandia”, siempre con el propósito de salvar la vida de los equinos.