Hoy se cumplen 26 años del magnicidio que enlutó a México
Luis Donaldo Colosio Murrieta veía un país “con hambre y sed de justicia”; su discurso marcó a toda una generación
El 23 de marzo de 1994, Lomas Taurinas pasaría a formar parte de la historia negra de México, pues en una de sus calles y, en medio de una multitud, el asesinato de un político hizo que el país se ensombreciera y perdiera la esperanza.
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Luis Donaldo Colosio Murrieta acababa de terminar su mitin proselitista en busca del voto para llegar a la silla máxima de la nación; sin embargo, mientras caminaba entre la población para retirarse, de entre el tumulto emergió una mano que empuñaba un revólver.
El homicida apuntó a la sien y sin pensarlo dos veces jaló del gatillo y arrebató de un plomazo la vida del político, así como la esperanza que en él depositaba todo un país.
Colosio nació en Magdalena de Kino, Sonora, un 10 de febrero de 1954; estudió la Licenciatura en Economía en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm), además de cursar la Maestría en Desarrollo Rural y Economía Urbana, en la Universidad de Pensilvania, y realizó una estancia de investigación en Luxemburgo.
Fue catedrático de economía en el Colegio de México, en Monterrey; impartió clases en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Universidad Anáhuac.
En 1982 se casó con Diana Laura Riojas, con quien procreó a sus 2 hijos, Luis Donaldo y Mariana; su viuda fallecería de cáncer el mismo año del magnicidio, pero en noviembre.
Su carrera inició en 1968, cuando ingresó al Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue diputado y senador; además, fue secretario de Desarrollo Social en el periodo de Carlos Salinas de Gortari, quien lo designó candidato a la Presidencia por el tricolor.
En el aniversario de su partido, unos días antes de su asesinato, el 6 de marzo, el político sonorense lanzó un discurso que hoy forma parte de la memoria de los ciudadanos, pues en unas cuantas palabras resumió lo que en su país observaba: “Veo un México con hambre y con sed de justicia”. El resto es historia.