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Las Plumas

X

A lo largo de su historia, este país ha requerido de liderazgos que siempre le han dado salida a los conflictos que amenazan con destruirlo

Francisco Gonzalez Bolon

Aunque en algunos países insisten en escribirlo con J, el de México es un nombre cuya “x” no solamente le identifica con un pasado glorioso forjado con sangre de los pueblos originarios sino con un presente que a veces detiene su marcha, pero también un futuro para el cual cada día hay que prepararse.

Incluso, en el poema "El Credo", de Ricardo López Méndez, su novena estrofa dice así:  

México, creo en ti,

porque escribes tu nombre con la equis,

que algo tiene de cruz y de calvario;

porque el águila brava de tu escudo

se divierte jugando a los volados

con la vida y, a veces, con la muerte”.

A lo largo de su historia, antigua y moderna, este país ha requerido de liderazgos que siempre le han dado salida a los conflictos que amenazan con destruirlo. Desde aquel gran Emperador Azteca Cuauhtémoc hasta el cura Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Venustiano Carranza y tantos otros que han escrito con letras de oro las páginas de esta nación.

Mas en la época actual, hay quienes se han autoacomodado junto a esos grandes nombres sin tener siquiera una pizca del talento de quienes construyeron paso a paso los sucesos que le dan lustre a esta zona del mundo tan privilegiada por la naturaleza.

Pero, así como ayer se vivieron intervenciones militares extranjeras, guerras intestinas, magnicidios, crisis económicas profundas y una cada vez más corrupta clase política, México soporta hoy todavía graves problemas que quienes gobiernan se empeñan en ocultar.

La sociedad está harta de que nadie le haga frente a la delincuencia, de que sigan apareciendo amigos y compadres de los funcionarios que en un par de años pasan a ser los nuevos ricos, que sus denuncias no sean escuchadas o que, simplemente, persistan los obstáculos que ayer en campaña prometieron resolver.

Está el caso, por ejemplo, de las casetas de cobro. Ayer que eran oposición, condenaban la existencia de esos sitios, pero hoy que están sentados en el gobierno, les parecen exageradas las protestas de los mismos grupos que un día utilizaron para golpear a los que entonces gobernaban.

Hoy, como esos grupos ciudadanos ya no les sirven, entonces sí les pagan con cárcel por haberse atrevido a levantar las plumas de las casetas. Todavía la noche de ayer las doce mujeres detenidas en Fundición no alcanzaban el “perdón divino” y les prolongaban su estancia en una prisión para que sepan bien que “las casetas no se tocan”.

 Ya irán de nuevo a pedirles el voto, de todas maneras. Y entonces estos políticos mentirosos sabrán la respuesta de quienes se sienten traicionados. O traicionadas en este caso específico porque son puras mujeres las detenidas.

Son, en fin, muchas las pesadas lozas que sobre las espaldas del pueblo están clavadas y no parece haber poder humano para quitárselas sino todo lo contrario porque, como el mismo Inegi lo reporta, en vez de soluciones llega el hambre en virtud de que, por ejemplo, los precios de los alimentos siguen a la alza, por citar un solo caso.

¿A quién le importa desde el Gobierno eso? A nadie porque todos están ocupados en el acomodo que viene con las corcholatas que ellos creen van a ganar.  Y se esmeran en hacer campaña en vez de gobernar. Decidieron incrementar el odio, en vez de unir a la sociedad y todo para que la gente crea que los malos son otros.

Pero le apuestan a la nobleza de los ciudadanos, porque, como otra estrofa del Credo dice, “México, creo en ti

como en el vértice de un juramento.

Tú hueles a tragedia, tierra mía,

y sin embargo ríes demasiado,

acaso porque sabes que la risa

es la envoltura de un dolor callado”.

La población se calma y ríe a pesar de los malos gobiernos, es cierto. Y por ello, hoy más que nunca es necesario que México se siga escribiendo con X, pero mayúscula, para superar el calvario de la ineptitud gubernamental, pues de seguro han de venir mejores tiempos para este país cuya historia ya merece cambiar, pero para bien.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com