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Las Plumas

Río Yaqui: riqueza codiciada

A lo largo de la historia se han dado disputas sobre el control de las aguas del Yaqui; por ello, en 1942, aproxima­damente, se concluyó la presa

Francisco Gonzalez Bolon

Cuando uno se pasea por las calmadas aguas del río Ya­qui, jamás imaginaría que a su alrededor se teje toda clase de luchas por apropiarse de su caudal.

La cuenca del Río Yaqui es internacional, pues nace en Ari­zona, Estados Unidos; recorre una parte de Chihuahua, y finalmente atraviesa Sonora hasta salir al mar en San Ignacio Río Muerto.

A lo largo de la historia se han dado disputas sobre el control de las aguas del Yaqui, razón por la cual, en 1942, aproxima­damente, se concluyó la primera presa que almacena el líquido en la entidad, la llamada Lázaro Cárdenas o Angostura.

En 1952 la presa Álvaro Obregón u Oviáchic comienza a operar y, en 1964, la Plutarco Elías Calles o El Novillo.

Con esa infraestructura, el río fue perdiendo caudal, pero se aseguraba el líquido para las actividades productivas e incluso el consumo humano.

Claro, comenzó el saqueo: en tiempos del Presidente Luis

Echeverría casi clandestinamente se autorizó un primer acue­ducto que suministra a la mina La Caridad, en Nacozari, del Grupo México, desde La Angostura.

En el gobierno de Rodolfo Félix Valdés se construye el acue­ducto Yaqui-Guaymas, que se conecta a 10 pozos cercanos a la presa Oviáchic y lenta pero inexorablemente el caudal subterráneo del Yaqui ha comenzado a reducirse, al grado de que en la zona del aluvial, entre Hornos y Esperanza, ha desaparecido una gran cantidad de flora y fauna por la falta de agua en el subsuelo e incluso otras comunidades como Cócorit han visto secarse muchos árboles por la misma razón.

Otro acueducto que parte del río Yaqui es el Independencia, que claramente fuera de la ley se construyó en el gobierno de Guillermo Padrés Elías. Ahí se habla directamente de un robo de agua porque las resoluciones judiciales para detener la obra los funcionarios estatales y federales se las pasaron por el arco del triunfo.

Y ahora los pueblos yaquis, dicen que con la venia de la Santa Iglesia, autorizaron el fin de semana la construcción de otro acueducto: el Yaqui, que partirá de la presa Oviáchic hasta la última de las comunidades indígenas para brindarles, al fin, agua potable.

Está en disputa la creación del Distrito de Riego 018, ante el cual hay una orden judicial de detenerlo pero los funcionarios federales han interpretado las leyes a su modo y dicen que solamente es vigente para el pueblo de Pótam y que por lo mismo esta infraestructura seguirá adelante.

Ha sido tan codiciada siempre el agua del río Yaqui que recientemente el exalcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado se construyó en sus orillas una elegante casa de piedra, rodeada de palmeras y cactus.

Lo que los habitantes de Buenavista no alcanzan a comprender es cómo el ex Presidente Municipal logró hacerse de ese terreno sin ser comunero, por lo cual habrán de emprender las acciones legales correspondientes.

Pero así como los potentados aprovechan el agua del río, muchos habitantes de las comunidades ribereñas carecen de recursos para iniciar proyectos turísticos que les permitan salir adelante junto con sus familias.

Le apuestan al reinicio del Corredor Ecoturístico, mediante el cual esas poblaciones podrán fortalecerse económicamente porque sus hoy pequeños negocios turísticos o comerciales, pueden cobrar auge. Y ojalá que así sea.

Vale la pena apostarle a la riqueza natural del río Yaqui, pero habrá que tomar en cuenta, primero, a los habitantes ribereños, sin convertir el escenario en una lucha de los ricos contra los pobres, como se ha querido encasillar toda política pública de los últimos tiempos.

Es tiempo ya de aprovechar el río pero para beneficio de todos , no de unos cuantos.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.