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Las Plumas

Regidores tibios y la Laguna

Un nuevo intento por darle valor turístico agregado a la Laguna del Náinari, acaba de ser anunciado formalmente

Francisco Gonzalez Bolon

Un nuevo intento por darle valor turístico agregado a la Laguna del Náinari, acaba de ser anunciado formalmente.

Algunos alcaldes, como Manolo Barro Borgaro y Francisco Villanueva Salazar, emprendieron en su momento acciones más fuertes para mejorar la llamada “Novia de Cajeme”.

Lo hecho por Barro Borgaro quedó en entredicho, debe decirse, porque en cuanto él dejó el gobierno municipal, los proveedores de servicios para el entonces llamado Parque Recreativo Náinari, se esfumaron y la nueva administración ya no pudo echar a andar atractivos como las fuentes danzantes.

También se dejaron de herencia en esa administración los géiseres, la pantalla de agua, el parque acuático, el zoológico interactivo, la tirolesa, la pesca deportiva y el parque lineal, pero hoy en día solamente quedan recuerdos de algunos de ellos.

Si, la laguna dejaría de ser un depósito de agua estancada y con aireadores y otras alternativas se le daría vida, pero la corrupción minó todas esas posibilidades, al grado que se supo que incluso la programación musical y las bocinas habían sido rentadas a un funcionario municipal, que al término de la gestión también partió de Cajeme.

El hecho de haber puesto en marcha un gimnasio en la laguna permitió ver siempre dinámica en esa zona, pero la concesión del área del zoológico fue mal hecha y en pocos meses los empresarios sinaloenses también tuvieron problemas legales con la Comuna y apenas hace unos días nos acabamos de enterar que esa zona, ya destruida, vuelve al patrimonio municipal.

Ojalá que el nuevo proyecto anunciado por el gobierno de Sonora, primero, no quede en anuncio y, segundo, que al concretarse sea de la manera más transparente y honrada posible para que las obras a realizar realmente duren muchos años.

Ya no se vale que en aras de dotar a Cajeme de un atractivo turístico, algunos cuantos se enriquezcan y a la vuelta de la esquina lo que debieron ser acciones permanentes, solamente sean elefantes blancos como monumentos a la corrupción.

CABILDO GRIS

Si algunos de ustedes pensaron que los regidores del trienio anterior habían sido los mas grises, los del actual les están diciendo “quítense que ahí voy yo”.

Domesticados, puede entenderse de los de la pandilla morenista. Pero el resto, la verdad, no ha querido dar muestras de ser verdadera oposición y con eso de que los ciudadanos ni los conocen, pues en ese anonimato se cobijan para nadar de muertitos.

Por ejemplo, la Unidad de Responsabilidades Administrativas, dependiente de la Contraloría municipal, acaba de informar que la regidora Matilde Lemus Fierros cometió graves faltas administrativas contra el erario municipal al aceptar doble sueldo, como dirigente sindical y como edil.

Y a pesar de que el dictamen municipal fundamenta su decir con las normas vigentes, la Constitución Política de Sonora incluso, los regidores dicen que deben analizarse primero las leyes para ver si actuó bien o mal.

Por favor. Ya casi decían como aquel: “A mí no me vengan con que las leyes”.

Ahora que se ve a la Contraloría actuar de manera imparcial, los que a gritos han reclamado esa postura, con sus palabras ponen en entredicho la tarea del organismo de control.

A menos que la oposición haya quedado “escamada” y no quiera saber nada del llamado “Síndrome Rosendo Arrayales”, cuya actitud de reclamo al mal gobierno le trajo como consecuencia ser excluido de las filas políticas.

Pero como los actuales ediles quieren seguir pegados a la ubre presupuestal, prefieren no ser ni agua ni pescado. Tibios, pues.

Y ya se sabe lo que el agua tibia provoca.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com