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Las Plumas

¡Qué aguas, ni qué aguas!

Años sin llover en mi tierra y aún tenemos agua como por arte de magia o, de plano, será que soy un ignorante pensando que el agua es seguridad

¡Qué aguas, ni qué aguas!

Algo que llama poderosamente mi atención de mi querida tierra, además de los atardeceres, su gente bonita, los baches, drenajes colapsados y los disparos, es la forma tan sublime que tenemos de ignorar muchas cosas por más importantes que estas sean, como es el recurso del agua.

Mientras que el sistema de presas de la cuenca hídrica de Sonora se encuentra en un bajísimo nivel del 12.5 % de su capacidad, aproximadamente, nadie parece darse cuenta o casi nadie parece importarle. Estamos inmersos en nuestros egos.

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Mientras, hay personas invirtiendo millones de pesos en construcciones de negocios y hogares, sin más temor que el de recuperar la inversión, ganar y tener un lugar para habitar, pero que tampoco parecen darse cuenta de lo delicado de la situación: sin agua no hay nada, ni negocios, ni familias, ni…vida.

Será que soy pesimista y me gusta pensar en los extremos de las cosas; será que olvido que Dios proveerá, será que olvido que han pasado años, sí, años sin llover en mi tierra y aún tenemos agua como por arte de magia o, de plano, será que soy un ignorante que sigue pensando que el agua es un asunto de seguridad nacional y que se puede acabar por su mal uso.

En este momento, la clase política está inmersa en sus juegos del hambre, digo, en sus campañas que los llevarán al poder, aunque no puedan. Sus aplaudidores viven esperanzados en que les toque algo del botín que se reparte vía partidos políticos, compadrazgos y mafias institucionales. El gobierno federal, en una de esas clásicas ocurrencias de escritorio, abriendo nuevos acueductos, uno más, aunque la presa del Oviáchic en Cajeme esté casi seca, pero con la ilusión inmediata de ver un día florecer el populismo… (Seguro, cuando llegue el agua a los yaquis, estos rentarán sus tierras para que los de siempre, los que además exigen subsidios particulares, las cultiven y todo quede en familia).

El gobierno del estado, en su afán de “transformar” el estado atrayendo nuevas inversiones no dice ni pío, pues temen alejar a los inversionistas y, pues, temen al costo político que esto pudiera tener, antes que pensar en los ciudadanos.

El gobierno municipal promueve una humilde campaña por el cuidado del agua para los ciudadanos, mientras promete que no habrá tandeos, (menos en tiempos de campañas) y, sin querer o poder poner orden en el desperdicio de agua que se presenta en la agricultura y el huachicoleo del recurso por propios y extraños, seguimos pagando una “tratadora” de agua que no funciona.

Ni modo, así soy, me preocupa, y eso que no tengo bienes materiales que me amarren a esta tierra, excepto personas a las que amo, pero doy mi opinión, aunque nadie me la pida.

En contraste, prefiero quedar como un tonto, no me asusta, y expresarme, mientras alimento mi fe en que este año lloverá lo suficiente para olvidarnos, otra vez, de la importancia de cuidar y optimizar el recurso de vida llamado agua en nuestro estado.

Chuyhuerta3000@gmail.com