Las Plumas

¡Presos!

omos presas de nuestras debilidades y temores, de nuestras ilusiones y sueños frustrados...

¡Presos!

Se supone que nacimos para ser libres, libres como las aves del cielo, y se supone que la libertad es un valor intrínseco en el ser humano, pero no es así. La humanidad cada día está más sometida, más amarrada, más enrejada o más presa de algo. Somos presos de los mercachifles del vacío total. Estamos encerrados en la cárcel de piedra que nosotros mismos hemos construido con sangre, sudor y lágrimas. Estamos amarrados a miles de cadenas que no nos dejan levantar el vuelo. Es triste nuestra situación porque hemos perdido la dignidad del ser.

Estamos presos; encadenados a nuestra ignorancia de la cual no queremos escapar porque ni siquiera logramos detectar. Amarrados a nuestras adicciones que aprisionan nuestra alma y acaban con nuestras ganas de vivir. De las adicciones nadie se salva o casi nadie. Somos adictos al juego, a las drogas legales e ilegales, a comer por comer, a las mentiras, a la carne, a victimizarnos, al dinero que tenemos o que nos falta.

Somos presas de nuestras debilidades y temores, de nuestras ilusiones y sueños frustrados, del qué dirán de la gente y de los partidos políticos.

Estamos amarrados a los prejuicios y a la cárcel se sus besos. Presos de los calendarios, los relojes y los días de la semana. Subsistimos y morimos a capricho del día y de la noche.

Estamos acorralados por los criminales y por la incapacidad de las autoridades. Presos de lo que es y no de lo que queremos ser. Estamos amarrados a empleos mal pagados y a lo que diga el mercado de valores.

Vivimos esposados a sindicatos trasnochados y a dioses ocultos que se venden al mejor postor. Nos aprisionan las supersticiones y las bolsas vacías, mientras que la basura de las calles no nos deja ver que la naturaleza es un milagro y la vida un misterio que hay que desenmarañar poco a poco pero con amor.

Presos; estamos ¡presos! Como esos elefantes que estuvieron amarrados durante años y cuando les quitaron las cadenas siguieron ahí porque ya le temían a la libertad…

No seas como ellos, anda y libérate que después de todo nadie sale vivo de aquí.

Jesushuerta3000@hotmail.com