Las Plumas

“¿Por qué mi hijo (a) moja la cama?”



Lic. Cinthya Elena Blanco Lira (Psicóloga CAPPYDI)


Muchas veces, las primeras reacciones de los padres incluyen regaños y castigos, lo que implica hacer sentir aún más mal a los niños de lo que ya se sienten.

En estos casos, aunque pueda resultar difícil para los padres, lo más recomendable es tratar de acercarse a su hijo o hija, preguntarle cómo se siente ante lo sucedido, o bien, si hay algo que le preocupe y de lo que desee hablar.

Para empezar, esta actitud por parte de los padres ofrece a los niños sentimientos de confianza hacia sus papás, y favorece acercamientos para que el niño o la niña pueda hablar sobre lo que pasa y al mismo tiempo evita la aparición de angustia o el temor de que ‘mamá o papá se va a enojar, me van a regañar o castigar’.

Los niños que orinan la cama o bien su vestimenta suelen no tener un control en su vejiga. El control de esfínteres se logra alrededor de los 2 y 3 años de edad. Sin embargo, no todos los niños logran alcanzarlo y pueden estar involucrados algunos de los siguientes factores:

? Enfermedad médica
? Problemas fisiológicos.
? No son conscientes de que su vejiga está llena.
? Prefieren seguir jugando que ir al baño y cuando lo hacen en ocasiones no logran llegar porque se aguantaron las ganas de orinar.
? Sueño profundo.
? Herencia de algún familiar.
? Estrés psicosocial.
? Angustias o preocupaciones sobre las que no poseen control.

A este síntoma, se le denomina ‘enuresis’ la cual tiene como característica esencial la emisión repetida de orina durante el día o la noche en la cama o en la ropa.

Si el niño o la niña ya pasa de los 5 años y no muestra un maduro control de esfínteres aún, si es importante descartar cualquier aspecto de tipo orgánico o físico, ya que, en nuestra experiencia, la mayor parte de los casos de enuresis, cuando no son por causa orgánica, suelen estar relacionados con cuestiones emocionales angustiantes que los niños no logran enfrentar y resolver de forma espontánea o natural. Tales angustias pueden tener su origen en el entorno social, familiar o escolar, de manera que, al no poder verbalizar lo que les preocupa, la expresión de sus mortificaciones sucede a través de la enuresis.

Para establecer un diagnóstico de enuresis, la emisión de orina debe ocurrir por lo menos dos veces por semana durante un mínimo de 3 meses, o bien debe provocar malestar clínicamente significativo.

Es importante tanto acudir con el pediatra de cabecera para establecer o descartar causas físicas que provoquen esta manifestación como también resulta sumamente valioso acudir al psicólogo infantil, quien puede ofrecer orientación a los padres en este sentido y a su vez, acompañar al niño o niña en la elaboración y solución de sus angustias.