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Las Plumas

Obregón, el bastardo

El adjetivo no le quita sus bonitas facciones que lo engalanan, ni sus tesoros que casi nadie parece aquilatar

Jesús Huerta Suárez

Me queda muy claro que, si Ciudad Obregón fuera una persona, sería como un hijo bastardo. Como ese hijo que fue engendrado con mucha pasión, pero que nació sin ser esperado y creció sin ser amado. Que digo amado, ni siquiera educado.

Obregón es como esas personas que nadie quiere. Ni sus propios padres, ni sus más cercanos que, en este caso, serían los ciudadanos. Nosotros. Tú, yo y todos los demás.

Pero, el que sea hijo bastardo no le quita que en su sangre lleve el linaje necesario para destacar y brillar en el panorama nacional y llenarnos de orgullo.

Ser bastardo no le quita sus bonitas facciones que lo engalanan, ni sus tesoros que casi nadie parece aquilatar. Obregón, es un niño bonito, pero siempre anda sucio. Desaliñado, maltratado por todos, cuando él lo que menos tiene es la culpa de su situación. Él no es más que el resultado de nuestra apatía y falta de compromiso.

Obregón, el hijo bastardo, ha estado mucho tiempo encargado a familiares que en lugar de guiarlo, cuidarlo, educarlo y amarlo, se han encargado de complicarle las cosas y de robarle lo poco o mucho que con su esfuerzo ha conseguido, desde las muchas nefastas administraciones municipales que ha tenido como tutores.

Obregón sufre en un rincón. Llora seguido en la soledad de su tristeza. Viste de harapos que exponen sin pudor alguno la alarmante violencia que a diario lo golpea. La suciedad que descargamos sobre él sin consideración alguna lo hace oler mal y lucir pésimo. Su cuerpo, cual tatuajes mal hechos en la cárcel, luce rayado por todos lados dando una impresión de indiferencia y abandono, pero olvidamos que ha sido él y el Valle del Yaqui quienes más han hecho por nosotros que nosotros por ellos.

Obregón es el hijo de nadie que nos avergüenza y que lo negamos a diario como si ser bastardo fuera su culpa y su penitencia. Obregón, no es tomado en cuenta por su familia a pesar de contar con harto talento en las artes, ciencias, deportes, historia y tradiciones. Obregón es tan noble, que es capaz de consolarse con más odio que la indiferencia de sus habitantes… ¿Alguien que quiera adoptarlo?