No temas
Miedo a no saber casi nada de nada; temor de quedarme sin trabajo o perder la salud. Miedo de quedarme sin conocer otros lugares del mundo
Era una de esas noches en que la cruz que venía cargando me pesaba más de lo normal. Hacía frío y estaba solo en el patio de mi casa. Me dirigí a la cocina por otra cerveza. Solo veía el piso mientras caminaba y fue entonces que escuché una voz que me dijo “no tengas miedo”. Así, en corto y llanamente. Sin más palabras ni ruidos, solo escuché la voz que me susurró al oído: “no tengas miedo”. Y quedé sorprendido, porque la verdad ya estaba muy cansado de andar cargando tantos miedos. Miedo a no tener para pagar los recibos. Miedo al inclemente paso del tiempo. Miedo a no saber casi nada de nada; temor de quedarme sin trabajo o perder la salud. Miedo de quedarme sin conocer otros lugares del mundo. Miedo de la pandemia y de una bala perdida. Miedo a dejarme llevar por la opinión de los demás. Miedo a que una rama del árbol caiga y me deje sin luz. Miedo a perder más seres queridos. Miedo, miedo miedo…miedo, y también a morir en cualquier momento sin haber vivido una vida de provecho y sin dejar ordenado las cosas a mi alrededor. Ansiedad por generarles conflictos a mi familia y amigos al tener que andar levantando cadáveres y haciendo trámites engorrosos para agilizar tu partida de este mundo…
Lo bueno es que escuché esa voz que claritamente me dijo: “No tengas miedo”, y decidí hacerle caso y, sabes, la vida se facilita cuando dejas de temer por todo y te liberas de la mente que, si no está de tu lado, echa a perder la experiencia de estar vivos y en el presente…no tengas miedo, déjalo ir.