Y también contra Murat
Por: Gerardo Armenta
Un partido como Morena vive hoy barruntos divisionistas o bien episodios reales en la materia. Como se quiera decir. Los hechos respectivos han trascendido plenamente a la opinión pública, lo que era de esperarse. Asombran por la cuantía del significado que hacen notar. Pero sorprende todavía más que todo se deba a la incorporación de dos políticos que nunca habían tenido nada que ver con la causa morenista.
Hoy, sin embargo, el expanista y muy controvertido político veracruzano Miguel Ángel Yunes Márquez, pertenece ya prácticamente a las filas del partido en el gobierno. Senador panista hasta hace poco y ex alcalde de Veracruz, le han echado en cara señalamientos diversos que proceden de su campaña (2021) por el gobierno municipal de aquel puerto. De poco sirvieron esos señalamientos, porque hoy mismo, con toda la formalidad pertinente, Yunes Márquez es ahora un flamante senador del partido en el poder.
Siempre un tanto en el ojo del huracán, este personaje es el mismo que otorgó el voto que se requirió en un momento vital para que el partido gobernante lograra la aprobación legislativa de la Reforma Judicial planteada originalmente en el tiempo presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Todas estas historias son conocidas por la opinión pública. Por eso quizá sorprenda de alguna forma que Yunes Márquez tenga ya consigo la afiliación que lo identifica como morenista.
A la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no le cayó nada bien la suma formal de Yunes Márquez a su partido. Y lo dijo directamente, acusándolo, además, de varios delitos en los que presuntamente ha incurrido. Pidió, en consecuencia, que el personaje en mención no resultara incorporado a las filas de Morena. El asunto debe resultar incómodo para muchos, al grado de que un político como el diputado Ricardo Monreal Ávila, a menudo dueño de palabra certera y bien dicha, no quiso opinar sobre el tema de Yunes Márquez, con la premisa de que carece de autoridad para cuestionar su llegada al partido del que forma parte.
Pudoroso, Monreal dijo que no tendría autoridad para descalificar a nadie porque él mismo antes estuvo en cuatro partidos políticos. Este récord suyo es un tanto insólito, pero resulta cabalmente cierto. Los partidos en los que ha militado son: PRI, PRD (que ya no existe), PT y Convergencia Democrática. Hoy, como se sabe, está en Morena como uno de sus principales personajes políticos, y donde ha decidido permanecer la última parte de su vida, según confesión propia reciente. Aunque quizá también sería el colmo que Monreal estuviera pensando en emigrar a otro partido político. Pero los que dicen saber de estos menesteres (y hay centenares de ellos), suelen postular con gran desparpajo o dramatismo que en política no hay nada escrito. ¿La verdad? Quién sabe.
Otro político al que tampoco se está viendo con buenos ojos es el senador Alejandro Murat, quien también busca formar parte de las filas de Morena. Antes militó en las del PRI, donde, por lo visto, su suerte no debió estar del todo mal, ya que, por ejemplo, fue gobernador de Oaxaca. Hoy se desempeña como senador. Y quiere formar parte de las huestes de Morena.
Pero por lo visto, no lo quieren en esa formación partidista, seguramente por su pasado priista y por su desempeño como gobernador en Oaxaca. De este modo, cabe subrayar que, sin muchas contemplaciones, senadores morenistas rechazaron de buenas a primeras la incorporación de Murat hijo (porque el padre también es o fue político) a su partido. Como queda de manifiesto, hoy por hoy Morena se ha convertido en el partido de moda, y al que quizá todos quisieran pertenecer, por más que algunos de los más notables de estos aspirantes, representen una especie de prófugos de otros partidos.
Sin embargo, en Morena no deja de manifestarse una llamativa resistencia interna concebida precisamente para impedir el arribo a ese partido de quienes han dejado de pertenecer a otros. Por ejemplo, en el caso de Murat se está calificando su ingreso a Morena como una traición a los principios de este partido, a la militancia y al pueblo de México. Ni más ni menos. No faltará quien sostenga que la personalidad de Murat no da para tanto, políticamente hablando, por lo que el grosor de la oposición morenista que enfrenta acaso llegó demasiado lejos, lo que, sin embargo, acaso demuestre el valor de su franqueza. Valdría reiterar que esa actitud que se comenta nunca debió ser esperada por Murat.
armentabalderramagerardo@gmail.com