Morena: joven con vicios antiguos

Apenas lleva ocho años como partido y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ya se parece mucho al decrépito dinosaurio Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Es más, se antoja como para que Morena desaparezca incluso antes que el PRI, del cuan han salido muchos militantes morenistas y esa es quizá la principal causa para anticipar sus próximos funerales.



Es de admitirse que miles de ciudadanos confiaron en que la aparición de Morena en el espectro político nacional ayudaría a ver caras nuevas, pero también costumbres nuevas en esta partidocracia que por años ha frenado el desarrollo cívico, económico, político y social de este país.



Se le dibujó a esta organización como la salvadora de una nación envuelta en la podredumbre de las componendas entre la clase política de todos los niveles.



Sin embargo, la decepción ha sido tan grande como las expectativas creadas con su nacimiento.



Al interior de Morena la descompostura creció alentada sospechosamente por muchos que partieron de otros partidos hacia la esperanza de conseguir puestos públicos al desdibujarse el camino del PRI a la retención de Los Pinos.



Muchos de pronto dejaron de creer en el PRI, el PAN o el PRD y se sumaron "desinteresadamente" al proyecto morenista que finalmente conquistó la Presidencia de la República.



Pero en el pecado llevaron la penitencia. El mal de partidos como el PRD, dividido en tribus, fue apoderándose de su accionar como cuando un boxeador recibe infinidad de golpes en el cuerpo para minarle su resistencia.



El último de los golpes fue recibido recientemente, en ocasión de las asambleas internas rumbo a su congreso nacional.



Ha sido tan demoledora la percepción de que, así como en el PRI, en Morena se usaron viejas mañas para hacer ganar a los que los grupos estatales o municipales querían ver triunfar, que la madrugada de ayer "el Comité Ejecutivo Nacional decidió posponer en definitiva el proceso interno del partido hasta que haya un padrón confiable producto de una reafiliación, así como descartar las asambleas ya realizadas".



Las crónicas nacionales sobre el suceso dicen: "Sin señalar a alguien en específico, ya que "las conclusiones las debe sacar la militancia", la secretaria general en funciones de presidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, señaló que hay quienes están tratando de "tronar" o de apropiarse del partido, y acusó que a pesar de que Morena decidió que regresará el 75 por ciento de las prerrogativas, hay quienes usan al partido para vender las candidaturas y "piden dinero por debajo de la mesa".



"Lo que estamos viviendo, lo que estamos viendo es terrible, tengo que reconocer que me avergüenza lo que se está viviendo... salgo vergonzosamente a dar la cara, pero no puedo validar esto", sostuvo.



Y uno se pregunta si esos a los que se acusa desde su dirigencia nacional no son morenistas convencidos de que la Cuarta Transformación lo que busca principalmente es acabar con la corrupción en todos los ámbitos del quehacer nacional.



Suponemos que para muchos políticos es "normal" este tipo de desencuentros en los partidos, pero no se vale que quienes predican una alta moral, nos salgan ahora con que están hasta la médula con la corrupción.



De nada sirve el discurso cuando en los hechos se vive igual o peor que en los mejores tiempos del PRI.



Por algo nadie cree ya en los partidos políticos.


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