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Las Plumas

Los aprendizajes de mi padre Rafael

Ingresó al sector bancario público desde niveles operativos y llegó a ocupar niveles gerenciales que lo llevaron a poner su granito de arena...


Nació en 1943 en Navojoa en plena Segunda Guerra Mundial donde los liderazgos diversos de Benito Mussolini, Adolfo Hitler, Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt, Iósif Stalin o Joseph Tito generaban sus propias estrategias para vencer, según su visión. Al mismo tiempo se creaban la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación y el Tecnológico de Monterrey. El quinto de diez hijos cuando doña Paula López Iriarte tenía apenas 23 años de edad y don “Lolo” Robles Nafarrate contaba con 32 años.

Fue formado en la primaria Talamante y en la escuela comercial Western de la profesora Concepción de Gutiérrez en la Perla del Mayo. Los números y las cuentas se le facilitaron siempre. Entendió que las entradas y salidas requerían siempre estar en negros.

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Tuvo su contacto y experiencia desde niño en los valles del Yaqui y Mayo donde aprendió que la tierra hay que trabajarla, lo mismo en cultivos como el algodón, las legumbres, el maíz y el trigo. Tiempos de carencias, de trabajo de sol a sol y de mucho aprendizaje para la vida.

A los 16 años emprende su camino en las ventas casa a casa de productos de higiene que lo llevó a recorrer durante 2 años ciudades de Sinaloa, Nayarit, Durango, Coahuila, Nuevo León y Chihuahua, entre otras entidades. Se comunicaba con la familia mediante cartas y telegramas, sin un punto fijo de residencia. Hoteles, casas de huéspedes, comidas corridas y porcentajes de ventas eran su diario vivir.

A su regreso a Sonora continúa desarrollando competencias en el sector agropecuario en Caborca y posteriormente apoyando la mejora de infraestructura carretera en la internacional, muchos años antes de la Cuatro Carriles.

Ingresó al sector bancario público desde niveles operativos y llegó a ocupar niveles gerenciales que lo llevaron a poner su granito de arena en sucursales de Navojoa, Huatabampo, Álamos, Bacame Nuevo y Bacobampo.

Inquieto aun después de su jubilación continuó su pasión por el comercio en diversos nichos hasta emprender su propio negocio, el cual ha desarrollado en los últimos 27 años. Aun durante el pico de la pandemia, sólo pudimos tenerlo en casa unas semanas, y con los cuidados correspondientes, siguió sirviendo desde su punto de venta.

¿Qué hemos aprendido mis hermanos David, Guillermo y un servidor de nuestro padre?: La sencillez, la cultura del esfuerzo y el trabajo, la responsabilidad, el valor de los amigos, la capacidad de negociación, el manejo adecuado de conflictos, el valor de la paciencia, la alegría, el espíritu festivo, el aprecio por diversos géneros musicales, el ser agradecidos, el respeto por la naturaleza, la cordialidad, la capacidad para continuar aprendiendo, el respeto, la tolerancia, el amor a los deportes, el deber cívico, el servicio a la comunidad, entre otros muchos más valores y actitudes.

Siempre fueun convencido que la educación era el mejor para convertirnos en mejores personas. Nunca supe cómo le hacía para estirar sus ingresos económicos y apoyarnos a nuestra preparación académica e integral. Me permitió trabajar desde los 6 años en diversos oficios, pero siempre insistía en que educarnos era un mejor camino en la vida.

Recuerdo de chamaco llevarnos en bicicleta al “Ciclón” Echeverría y generarnos una pasión por el béisbol. Me apoyó para participar en ligas de béisbol, futbol y atletismo que me llevaron a competir en diversos puntos de Sonora y del país. Propiciaba la convivencia constante con abuelos, familia extensa, amigos y compadres. Nos llevó a recorrer diversos rincones de Sonora.

Leer a pedazos “El Informador del Mayo” o “El Imparcial” en el porche de la casa y hacerle muchas preguntas sobre la política, la economía, la sociedad y muchos temas más me abrían cierta visión sobre la realidad. Desde niño me facilitaba lecturas de Proceso, Contenido, Selecciones del Reader´s Digest, Impacto, Siempre, Excélsior, La Jornada, Uno más Uno, entre otros. Estas lecturas sembraron en un servidor la semilla para compartir ideas en diversos medios de comunicación desde hace 27 años.

Por eso y mucho más, como dice una frase, estamos muy agradecidos con la figura paterna que seguimos teniendo, que nos sigue motivando y también jalando las orejas siempre que se requiere.

Don Rafael, mi padre. Gracias por tu formación hoy a tus 78 años. ¡Feliz día del padre!

@rafaelroblesf

Profesor emérito del Tecnológico de Monterrey