La Inteligencia Artificial (IA) llegó para quedarse. No es un invento pasajero ni un lujo reservado a Silicon Valley. Igual que hace décadas nos maravillamos en Cajeme en los años 80 cuando la televisión por cable transformó la forma en que nos informábamos y entreteníamos, hoy la IA está cambiando la manera en que producimos, aprendemos y tomamos decisiones.
1.- La Inteligencia Artificial no es una moda
Quien piense que la IA es un juguete tecnológico se equivoca. El 77% de las empresas ya la usan en alguna forma de automatización o análisis de datos (PwC, 2023). En Sonora, la lección es clara: no es cuestión de si la usas o no, sino de cómo la adaptas a tu realidad.
2. Liderar con visión, no con código
Un buen líder no necesita programar, necesita imaginar. Así como un director de restaurante en el sur de Sonora no cocina todos los platillos, pero sí decide qué menú ofrecer, en la IA el papel del líder es marcar rumbo, definir objetivos y preguntar con audacia: "¿Cómo me ayuda esta herramienta a servir mejor a mis clientes?".
3. Si la estrategia vive en un silo, ya está muerta
Las empresas en la región que todavía ven la tecnología como "cosa del área de sistemas" se están quedando atrás. La IA debe permear finanzas, ventas, recursos humanos y hasta la atención al cliente. Imagina a un taller mecánico local que usa IA para registrar síntomas de fallas y anticipar repuestos: la estrategia deja de ser un silo y se convierte en músculo de toda la organización.
4. Decidir con datos, no con corazonadas
Claro que la intuición importa, pero un líder responsable sabe respaldarla con evidencia. En el Valle del Yaqui, productores de trigo y maíz ya usan imágenes satelitales y análisis predictivo para decidir cuándo sembrar. Esa es la diferencia entre improvisar y liderar con datos en la mano.
5. Convertir la disrupción en oportunidad
Sí, la IA desplaza tareas, pero también abre puertas. En el comercio local, un joven emprendedor puede usarla para generar catálogos en redes sociales en minutos. El que se resiste pierde mercado; el que se adapta encuentra oportunidad.
6. Transformar antes de que te transformen
La historia de Cajeme está llena de quienes se adelantaron: agricultores que apostaron por nuevos cultivos o empresarios que trajeron nuevas industrias. La IA sigue esa lógica. Si esperas a que todos la usen, llegarás tarde. La verdadera ventaja está en mover ficha antes que el vecino.
7. La tecnología sin personas es sólo hardware y software caro
Podemos comprar la computadora más poderosa, pero si no formamos a la gente, sólo será fierro guardado. La IA cobra sentido cuando capacitamos a colaboradores. Un call center en Ciudad Obregón, por ejemplo, podría usar IA para sugerir respuestas rápidas, pero el calor humano en la voz de quien atiende nunca será reemplazable.
8. Hablar el idioma de los consejos de administración
Cuando un líder presenta un proyecto de IA ante su consejo, debe traducir bits en beneficios. No basta con decir "vamos a usar chatbots"; hay que explicar "ahorraremos 20% en tiempo de atención y podremos atender a más clientes". Los números convencen, la jerga técnica no.
9. Diseñar modelos de negocio que aprendan
No basta con implementar IA una vez. Hay que crear sistemas que se adapten. En Cajeme, un despacho contable podría usar IA que aprenda de cada cliente y mejore recomendaciones fiscales con el tiempo. Así se construye una ventaja competitiva duradera.
10. Rodearse de quienes ya están rompiendo las reglas
Los pioneros inspiran. Quien hoy experimenta con IA en sus cultivos, talleres o comercios en Cajeme nos demuestra que se puede. Rodéate de ellos, aprende, colabora y comparte. En comunidad, la innovación se multiplica.
MINI-RETO DE LA SEMANA
Elige una tarea repetitiva de tu trabajo y reemplázala, durante siete días, con una herramienta de IA; documenta el tiempo ahorrado y decide si adoptas el cambio.
Cierro con una imagen que me gusta: el campo sonorense al amanecer, canales que reflejan el cielo y un tractor que traza surcos rectos. La IA, bien entendida, es eso: un instrumento que nos permite trazar mejor, ahorrar recursos y llegar más lejos, sin olvidar que el timón lo lleva una persona que sabe a dónde va, por qué y con quién. Ese timón eres tú, lector, hoy, aquí. Vamos a usarlo con cabeza fría, corazón caliente y manos limpias para sembrar un futuro más digno y más próspero.
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