Las jaulas contra tiburones
Por: Gerardo Armenta
Ganaderos del Valle del Yaqui tampoco la están pasando bien en una coyuntura como la de hoy. Sufren los rigores de una aguda crisis económica. Igual que casi todos los demás sectores productivos del sur de la Entidad. En su caso, lo que requieren son apoyos para enfrentar los rigores de la sequía por la que atraviesan. Sus costos de producción son muy altos.
Tienen que llevar agua hasta los mismos ranchos, porque tampoco llovió en invierno. La evidencia es más que clara: los agostaderos están secos. En suma, la problemática de este sector se ha agudizado. Los pormenores de esta situación fueron expuestos por Nicolás Campa Romero, presidente de la Asociación Ganadera Local del Valle del Yaqui. "Hay ranchos en los que no cayó una gota de agua", reiteró. "En general, el panorama es crítico", subrayó.
Igualmente, dijo, hay que tomar en cuenta el precio del combustible, que propicia aumentos en los costos de producción. "Todo esto impacta en la economía del sector, reveló Campa Romero. Por eso indicó que urge una política de apoyos para la compra de alimento ganadero. Pidió que la Federación destine recursos emergentes para así mantenerse en la actividad. Son pertinentes cada uno de estos planteamientos. Su exposición debe ser útil para que los recursos de que se habla fluyan para lograr lo que tiene que ser visto como recuperación de la ganadería del Valle del Yaqui.
No escapa a la comprensión, la de hoy es una etapa general difícil o problemática en más de un sentido, y no sólo para un quehacer como el del ganadero, sino incluso para una gran parte de las actividades productivas en general. Tal es la ingrata singularidad de una época como la de hoy. En casi todos los casos que se podrían comentar en esta materia, es posible tomar nota de agobios productivos como los que se enumeraron renglones arriba, tratándose de la situación que tiene la ganadería en tierras del Yaqui. Tiene que ser pertinente corregir esta situación en el tiempo que sea pertinente hacerlo, a partir de los mecanismos que resulte posible, se pongan en práctica.
El de hoy, por lo visto en el sur sonorense no sólo es tiempo de una gran complejidad por el abatimiento de muchas e importantes tareas productivas. Igualmente es tiempo de...tiburones. No queda más que pensarlo así (sin muchas ganas de hacerlo) tras advertir la forma en que estos escualos aparecieron un día en visibles aguas del sur, y desde entonces (ponga usted tres años) no han querido regresar del todo a las profundidades oceánicas de las que llegaron.
De este modo, los avistamientos de tiburones se han convertido en el litoral sureño en un ejercicio más o menos repetido. Parecería que empiezan a estar en todas partes. El problema es que hasta ahora nadie ha podido explicar, práctica y científicamente hablando, porqué de pronto en las aguas de esta parte de la Entidad empezaron a verse ejemplares de esta terrible especie del mar.
Durante años y más años, quizá debió ser más fácil ver en los cielos sureños naves extraterrestres procedentes de más allá del Sol, que tiburones intimidando a pescadores que tienen el mar como fuente de trabajo. Valga este símil (un tanto exagerado) para dar a entender la lejanía que siempre se tuvo por aquí con respecto a los tiburones. Hoy la cercanía se ha vuelto pavorosa. Con justa razón, los pescadores sureños están preocupados. Porque de momento no hay duda: por allí andan los tiburones.
El problema es que se ha dictado una disposición oficial escandalosa, por medio de la cual se prohíbe que los pescadores usen jaulas de protección cuando bajen propiamente a la profundidad del mar. Poco faltó para que también los obligaran a que sus inmersiones las hagan con algún aparato musical que les reproduzca aquella añosa canción de Mike Laure y sus Cometas que habla de un "tiburón a la vista, bañista".
La idea de prohibir las jaulas es impedir que los tiburones puedan morir al chocar contra los barrotes. El pescador que no haga caso de esta disposición, podría ser multado y remitido hasta prisión en el caso, supone uno, de que se ponga muy charrascaloso. Las autoridades de una secretaría gubernamental dijeron que con la medida que se comenta buscan proteger a los tiburones. Correcto. La pregunta es obvia: ¿Y quién cuida a los pescadores más allá de los floridos discursos, que no vienen al caso, y que se estilan en ciertos eventos?
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