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Las Plumas

Epílogo de un año

Festejos en curso

Epílogo de un año

El fin de año se acerca con la rapidez o lentitud que cada quien disponga atribuirle. A la hora de la hora, es cuestión de días para que ocurra tal epílogo. Se acerca, en consecuencia, el momento de asumir la marcación de los clásicos buenos propósitos por parte de cada quien en lo individual y lo colectivo.

Uno realmente no sabe si un mecanismo tan personal como el anterior sigue hoy teniendo la vigencia que le singularizó hasta hace no mucho tiempo. Pero a como están las cosas en el contexto social-general, bien podría suponerse que las saludables intenciones individuales que se asumen por el arribo de un nuevo año, no son rigurosamente tales, sino todo lo contrario. No llegará uno al extremo de postular que el de hoy es un mundo de maldad y traición absolutas, pero nadie podrá objetar con ánimo sostenido que los tiempos actuales, en buena parte de su configuración, descansan en actitudes hostiles o violentas, dicho sea, por supuesto, sin llegar al extremo de la generalización.

Incluso, de cara al inminente calendario de fin de año, podría resultar hasta temprano suscribir consideraciones como las anteriores, las cuales es más común o aconsejable formular en la estricta cercanía cronológica del fin de año, o bien cuando el nuevo ciclo existencial marca sus primeros pasos. Pero ha de ser indistinto reflexionar en una u otra coyuntura. Al final, lo que importa es poner de realce que, en efecto, días como los que se están agotando hoy, y los que les seguirán en la inmediatez del calendario para abrir un nuevo ciclo existencial, suelen prestarse (o por lo menos así ha sido la tradición estilada al respecto) para marcar consideraciones como las anotadas con anterioridad.

Pero en espera de lo que está por iniciar con o por el arribo del año nuevo, quizá no deba ser ocioso aludir a lo ocurrido, de una u otra forma, durante los festejos navideños recientes. De esta manera, según lo marcó Diario del Mayo, el paso de la Nochebuena y de la Navidad en los municipios de Navojoa y Álamos, se llevó a cabo con saldo blanco. Esto significa que las instancias pertinentes sólo presentaron reportes menores y sin accidentes que lamentar.

En algo verdaderamente insólito (es preciso admitirlo así), en Navojoa únicamente se registraron días tranquilos; es decir, sin episodios de trágica naturaleza. Javier Alatorre Correa, comisario de Seguridad Pública, reveló que en el ámbito local se produjeron accidentes menores y no hubo reportes sobre disparos al aire. En otras palabras, saldo blanco, con la aclaración del comandante policiaco de que esta fue la primera parte de las celebraciones por el fin de año. La observación, sin duda, resultó más que pertinente.

A tono con su experiencia, Alatorre Correa subrayó que, sin embargo, durante los días 31 de diciembre y 1 de enero es cuando se reporta una mayor movilidad por las calles navojoenses. Explicó que sucede así porque muchas familias consideran el fin de año como una fecha más enfocada a la fiesta y al consumo de alcohol. Indicó que de todas maneras se reforzarán los operativos de seguridad con patrullajes constantes para mantener así el reporte de saldo blanco.

En Álamos también se mantuvo el deseable esquema de saldo blanco durante las celebraciones navideñas. Así lo informó Benjamín Mejía, titular de la Unidad Municipal de Protección Civil. Destacó que los operativos que se realizaron, junto con las instancias de seguridad pública, surtieron un efecto positivo al preservar un clima de tranquilidad pública. Valdrá la pena entonces que esta buena nueva se mantenga en Álamos durante las celebraciones por el año nuevo.

Y no sólo es deseable que las cosas ocurran de esa manera durante fechas tan significativas. En el colmo de la utopía, lo deseable sería que nunca sucedieran hechos lamentables bajo ninguna circunstancia. Pero una realidad de este tenor es algo casi imposible de lograr. Por eso las autoridades hacen bien en no dejar de reiterar la necesidad de que en días como los de hoy (y realmente a lo largo de todas las épocas del año) todo mundo se ponga al margen de la contingencia que castiga o hiere.

Mientras tanto, los días siguen su curso y ha de ser propio atenderlos en el significado que les corresponda, pero sin llegar a extremos revoltosos que no tienen razón de ser. Un año más está por terminar y, en la obviedad del ciclo pertinente, uno más está por iniciar. Tal es el esquema existencial que, precisamente por la sencillez que le distingue, no debe perderse de vista al conjuro de acciones dolorosas e indeseables. Es lo menos que cabría esperar…

armentabalderramagerardo@gmail.com