En Cajeme también se hacían traslados forzosos de personas y eran abandonadas en otras ciudades

La historia de las personas secuestradas en Ciudad Obregón ahí está, narrada por su principal protagonista, Don Ángel López Gutiérrez, el alcalde

En Cajeme también se hacían traslados forzosos de personas y eran abandonadas en otras ciudades

Referente al escándalo suscitado recientemente en la ciudad de Hermosillo, donde la Policía Municipal se vio involucrada y fue acusada de haber participado en el traslado forzoso de un gran número de personas y abandonadas en el área sur de Navojoa, no es algo novedoso, quizá sea algo cotidiano, sólo que no han sido documentados, como lo ocurrido en este caso en la capital de Sonora.

El pecado o el delito, si así se le puede llamar, cometido por los ciudadanos que fueron abandonados en las inmediaciones de Navojoa, es ser o parecer personas en situación de calle o en situación vulnerable, además de que el día que fueron levantados por la policía se encontraban en el lugar y hora equivocada, es decir, en las Fiestas del Pitic en Hermosillo.

Las Fiestas del Pitic en Hermosillo se celebran en forma anual para conmemorar la fundación de la ciudad, ofreciendo conciertos de artistas renombrados, teatro y una gran variedad de eventos literarios y culturales.

Para seleccionar a las personas que tenían que desaparecer del evento artístico se tomó en cuenta su aspecto físico y vestimenta; entre ellos se escogieron a albañiles, veladores, lavacoches y hasta jornaleros.

Para llevar a cabo el secuestro, traslado y abandono de estas personas, alguien o alguna autoridad debió de haber dado la orden y otros la ejecutaron.

Pudiera ser que la orden para llevar a cabo esta acción fue dada por la primera autoridad de Hermosillo, es decir, Antonio Astiazarán Gutiérrez, conocido como "Toño Astiazarán".

Se dice también que estas prácticas fueron llevadas a cabo en forma cotidiana y casi normal en las administraciones anteriores (como se estila mencionar ahora), y hasta se comenta que, en el caso de Hermosillo, la policía de esa ciudad venía a Ciudad Obregón a abandonar a este tipo de personas, pero más tardaban la policía en dejarlos que sus similares de Cajeme en devolvérselos, obviamente con agregados.

En cuanto a esto, en Ciudad Obregón hay antecedentes casi idénticos; se tiene registro de que estos se llevaron a cabo en la administración de Don Ángel López Gutiérrez, cuando la población fue catalogada como la ciudad más limpia de México.

El propio Ángel López Gutiérrez se ufanaba de ello y en su libro Encuentro con mi Destino narra cuando en su administración se llevaban a cabo redadas de personas consideradas como homosexuales, rateros, drogadictos, pordioseros y de toda clase de personas en situación de calle, como hoy se les denomina.

Narra también Don Ángel López Gutiérrez que, en su periodo de Gobierno, dio orden de terminar con todos los perros callejeros, es decir, cualquier perro que se encontrara en las calles era levantado por la policía e inmediatamente era sacrificado.

Otro de los aspectos puestos en práctica por López Gutiérrez fue el de no permitir que en las calles de la población deambularan enfermos mentales; cuando se encontraba a una de estas personas, se exigía a sus familiares que lo tuvieran en sus hogares y bajo buen recaudo. Si se documentaba que el enfermo mental no era de la ciudad, es decir, que no contaba con familiares en esta, pasaba a ser candidato a ser expulsado de ella.

Al frente de la Policía Municipal en la administración de Don Ángel López Gutiérrez se encontraban Francisco Palomares, como jefe de policía, y Jorge Murrieta, como subjefe de esa corporación. Además, como parte integrante del Cabildo estaban Ricardo Topete Polín, como síndico municipal, y el licenciado Pedro Romero, como secretario del Ayuntamiento.

A la fecha, no son pocos los que son de la idea de que, en la administración de López Gutiérrez, Ciudad Obregón fue la ciudad más limpia de la República y también la más segura.

Lo más probable es que esto sea cierto; sin embargo, también es cierto que algunas de las medidas para que esto fuera posible hoy en día serían severamente criticadas, como ocurrió recientemente en Hermosillo, donde los jefes policiacos fueron separados de sus cargos y encarcelados.

La historia de las personas secuestradas en Ciudad Obregón ahí está, narrada por su principal protagonista, Don Ángel López Gutiérrez, el alcalde.

Este pasaje forma parte del libro Presidentes Municipales de Cajeme, de Alejandro Mungarro Daniels.