El dragón

La leyenda cuenta que hace muchos años esta tierra era regida por un poderoso dragón que obligaba a todos a hacer su voluntad. Nadie podía, ni siquiera por unos minutos, actuar según su propio albedrío, pues siempre estaba ahí el gran lagarto intimidando con sus chorros de lumbre y sus coletazos.

Por las calles se veía a quienes les faltaba algún miembro de su cuerpo o quienes sufrían del desprendimiento de algún pedazo de carne por haber sido alcanzados por las llamas del animal enfurecido. Esas marcas dolorosas en sus cuerpos eran vistas como una muestra de lo que podría pasarle a quienes se atrevieran a desobedecerlo, por lo que vivían sumisos y pobres en un mundo que les ofrecía todo para ser felices.



Tan repugnante réptil tenía su cueva justo en el medio del pueblo y su cuello era tan largo que nadie, por lejos que viviera, se escaba de su insidiosa lengua. Los rostros de los vecinos no reflejaban otra cosa que sufrimiento, y es que su problema estaba profundamente arraigado en su mente misma. O más bien, en su identificación errónea con su propia mente que tomaba la forma de dragón.



La mayoría no se daba cuenta de que su verdadera riqueza, que es la alegría radiante de su Ser y la paz que la acompaña, porque estaban inmersos en las cenizas sin darse cuenta que la iluminación era, precisamente, sentir la unidad entre su persona y su Ser.



Así pasaron miles de años hasta que llegó un hombre que venía de Asía y les aseguró que su llegada significaba "el fin del sufrimiento". Dicho hombre les dijo que su Ser era la única vida, eterna, siempre presente, más allá de las miles de formas de la vida que están sujetas al nacimiento y a la muerte.



Al escuchar esto la gente le preguntó que si qué era el Ser y Él les contestó que no sabía cómo explicárselos pero que lo sentirían cuando lograrán tener un control de su mente y la pudieran tener inmóvil que era hasta entonces que lo podrían sentir... "Cuando ustedes vivan el presente, cuando su atención esté completa e intensamente en el Ahora, se puede sentir el Ser, pero esto no puede ser entendido de una manera mental. Será entonces que ése dragón de la mente que nos domina habrá muerto y entonces nos sentiremos realizados"



Con el paso del tiempo, la gente del pueblo fue entendiendo que el mal uso de la mente los hizo tener falsas creencias y afirmaciones absurdas y que eran engañados por el ego, entonces se fueron dando cuenta que la libertad es la comprensión de que somos algo más que el que piensa.



Luego llegó la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interior que surgieron en un lugar más allá de la mente en donde habitaba el dragón. La gente comenzó a despertar.



"Llévame al salón donde lo rojo es rojo. Llévame fuera de mi cabeza...tengo que regresar a mi camino. Traigo un dragón a mis espaldas" Queen

Jesushuerta3000@hotmail.com