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Las Plumas

De la adolescencia y otros demonios

Muchos padres de familia y maestros están pasando tiempos difíciles con sus hijos o alumnos adolescentes...

Jesús Huerta Suárez

Recuerdo con tanto gusto aquellos lejanos años de la adolescencia en donde me sentía libre y era casi feliz. Digo casi porque había ciertas cosas que ahora considero tonterías que me daban para abajo, como el no ser invitado a alguna fiesta, que me saliera un grano en la cara, no tener vida sexual activa y que me faltara ropa de “moda”, de ahí en fuera todo era alegría y disipación sin freno,(aquí cabe señalar que yo nunca sufrí de bullying como muchos de sus hijos lo están sufriendo), pero para mis padres y maestros no era más que un adolescente salvaje más que les hacía más complicada su vida.

Ahora, viéndolo a distancia creo que ellos tenían razón y que yo estaba mal, pero, también sé que en gran parte esto se debía a los cambios hormonales que te traían de arriba a abajo emocionalmente y físicamente te instalaban a veces en condición de niño y otras en situación de adulto, provocando esa incertidumbre que reina en la vida de todo puberto.

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El punto es que muchos padres de familia y maestros están pasando tiempos difíciles con sus hijos o alumnos adolescentes, por lo que les comparto algunas recomendaciones para hacer más llevadera y satisfactoria esta etapa, sin morir en el intento. Estas sugerencias son opiniones vertidas por padres de familia en redes sociales y personalmente a pregunta expresa, que les han funcionado:

Es importante que permitas que ellos lleven la plática aunque digan disparates, tú sígueles la onda; déjalos que se suelten y si quieren algo inaccesible para ti, diles que sí, que si cómo lo quieren, o cómo hacerle para conseguirlo y así vas platicando con ellos. Realicen actividades en común, pero es necesario ponerles atención desde que son pequeños; se trata de saber qué cosas son importantes para ellos, como el tipo de juguetes, caricaturas, fantasías, canciones, entre otras cosas aunque a ti te parezcan descabelladas, ellos son individuos, son tus hijos, pero no serán como tú quieras.

Si quieres resultados positivos hay que ser congruentes y mantener la palabra que les damos. Charlar con ellos de todo y de nada, jugar mientras puedas, nunca forzar la plática y tratar de ser casual. Salgan a caminar juntos o a correr;  poco a poco lograrás ir entrando a sus vidas, eso sí, nunca traicionarlos; debes ser siempre confiable para ellos y nunca burlarte de sus ideas, errores o defectos porque eso nunca se olvida, y nunca se perdona.

No trates de darles discursos; usa frases cortas. Descubre qué es lo relevante para ellos y cuéntales qué es lo relevante para ti. Usa un lenguaje coloquial pero con argumentos. Aprende algo de lo que a ellos les gusta. Cuenta anécdotas propias y preguntarles si a ellos les ha pasado. Entra a su mundo, haz preguntas y más preguntas, pero no juzgues. Habla claro y en su idioma, sin olvidar que eres su padre, madre o maestro y no su amigo.

No dejes que se acostumbren a sacarte dinero, enséñalos a trabajar, entra seguido a su cuarto, haz bromas y no los regañes nomás porque sí, recuerda que están descubriendo el mundo, olvídate de estar siempre diciendo “en mis tiempos” pero háblales de ti, de tus gustos, de tus amigos, de la familia, de lo que te molesta, métete a la aplicación Discord, utiliza la psicología a la inversa, ponles atención y velos tratando poco a poco como adultos, sin pelear, hay que conciliar. Ponte en su lugar, recuerda que es difícil ser adolescente, sin olvidar que están buscando su independencia. Míralos a los ojos. No finjas, ellos perciben la falsedad a kilómetros, mételos a la vida “real”, no todo son redes sociales. Hagan sobremesa SIN CELULAR, rían, hazlos sentir importantes y queridos, abrázalos, diles que los quieres y ten mucha… ¡paciencia!