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Las Plumas

Colgar los tenis o no

Añeja y nueva política

Colgar los tenis o no

En el habla callejero o popular, “colgar los tenis” es una expresión más o menos usual. Significa que se ha resuelto dejar de empeñarse en una actividad determinada. Y, lo que sea de cada quien, tal expresión no suele ser propia de lenguajes más o menos formales o tradicionales.

Precisamente por eso llamó la atención que recientemente la utilizara un político ciertamente renombrado. Se trata de Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano. En un principio, señaló que este partido (actualmente muy en boga, lo que sea de cada quien) tendrá candidato en 2024 y le ganará la Presidencia a la que denominó vieja política.

Y luego fue cuando dijo lo que dijo: “Si creen que con lo que hicieron vamos a colgar los tenis, están muy equivocados; hoy los tenemos más puestos que nunca”. Y en seguida, en un afán teatral, mostró a sus oyentes los zapatos tenis que calzaba en lugar de algo más convencional en la materia. Le escuchaban precisamente correligionarios suyos que participaron en el reciente Consejo Nacional de MC.

Debe reconocerse que todo mundo le celebró ese jocoso desplante o gesto político, como se quiera definirlo. Es de suponerse que cuando Dante Delgado alude a la “vieja política” se refiere a dos partidos principales. Y, en efecto, así parece ser. Prueba de ello es otra definición que también hizo en el evento partidista aludido

La redondeó de la siguiente manera: “Diez minutos bastaron para que el PAN y el PRI reafirmaran que son lo más detestable de la política mexicana”. Y añadió: “Diez días bastaron para que se dieran cuenta de que les vamos a ganar y por eso reaccionaron así recurriendo a las peores prácticas de la vieja política”.

En una curiosa y muy visceral intervención, Dante advirtió al blanquiazul y al tricolor que ni México “ni nosotros vamos a olvidar lo que hicieron”. Después, histriónico o amenazador, soltó: “Muy pronto van a saber lo que es meterse con Movimiento Ciudadano”. Y, con el riesgo de enfadar, siguió: “Esto no ha terminado”, expuso tajante.

Enseguida volvió a su decena favorita: “En tan sólo 10 días le mostramos al país que sí hay opción a la vieja política (…) Vamos a mantener al PRIAN en el lejano tercer lugar en el que están hoy. Y vamos a ganar la Presidencia de la República. Que tiemble la vieja política. Porque aquí hay un proyecto de futuro”.

Alguien como Dante Delgado no parece tener cabida en su propia euforia. Pero quizá no exista una razón lógica que la sustente. Acaba de pasar por el trance de quedarse sin candidato presidencial en un lance mediático y político de terribles consecuencias para un partido como MC. Pero su dirigente no parece darse cuenta de lo que fue y significó el caso de Samuel García.

Parecería que para Delgado ese terrible episodio nunca sucedió. Pero vaya que sí tuvo una hechura terrible en el marco convencional de la política mexicana. El dirigente nacional emecista encuentra mucho más cómodo culpar al PRI y al PAN de lo que ocurrió. Y por supuesto que uno y otro partido influyeron decisivamente para que, la presumible novedad política representada por alguien como Samuel García, quedara en evidencia como una clara ilustración de lo que en su propio seno partidista identifican como “vieja política”.

No basta con hablar a cada instante de añeja o nueva política. Lo importante o útil es ceñirse a los hechos contundentes, a las palabras ciertas y no demagógicas. Efectivamente, PRI y PAN están lejos hoy de asumirse como heraldos o practicantes de una novedosa cultura política. Pero en las aceras partidistas de enfrente las cosas al respecto no están mejor en la materia.

Por lo demás, es propio y hasta inevitable asumir que el terrible e impropio lance político protagonizado por el personaje hoy vuelto a la gubernatura de Nuevo León, dejó en mal pie a lo que se podría considerar (llegado el caso, por supuesto) como una nueva política existente en este país. La verdad es que los orígenes o motivaciones de quienes protagonizaron ese episodio, con sus diferentes motivaciones, resultan muy útiles para entender que la vieja política todavía sigue teniendo fueros altos y significativos en un país como el nuestro.

Así es. Por más que se quiera encandilar con historias superficiales. Mientras tanto, en Monterrey, Mariana Rodríguez, esposa de Samuel García, fue registrada como candidata a la alcaldía por Movimiento Ciudadano. Enfrentará a Patricio “Pato” Zambrano, postulado por el Partido Verde Ecologista. ¿Añeja o nueva política?

armentabalderramagerardo@gmail.com