Campañas de la grosería
Con ese tipo de demostraciones se esté evidenciando realmente lo que es la democracia mexicana
Suponiendo, sin conceder, como dicen los abogados, que Morena se lleva las gubernaturas prometidas en las elecciones que están a la vuelta de la esquina, tal vez se piense entonces que esa estrategia de “vamos a darles una ma…drina”, está de más.
Hay que decir que la fuerza electoral del partido del Presidente de la República está a la alza, primero porque los de la oposición no alcanzan en muchos casos a levantar el ánimo popular y, segundo, porque pesa la imagen de un Andrés Manuel López Obrador que, como sea, con populismo o sin él, tiene carisma suficiente para ayudar a los de su cuadra.
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Por eso es que se ve grotesco que los morenistas hayan emprendido en las últimas semanas una campaña basada en la grosería como arma para denostar, dividir y tratar de obtener mas votos.
Si es o no alentada esa línea desde el Palacio Nacional, de cualquier modo es bastante criticable porque no se necesita llegar a tanta bajeza en una sociedad que, se supone, tiene como respaldo una vida democrática de avanzada.
Apenas que con ese tipo de demostraciones se esté evidenciando realmente lo que es la democracia mexicana: el subdesarrollo en su más amplia fórmula.
Los del otro lado, PRI, PAN, PRD o MC tampoco son blancas palomitas. Muchos de sus partidarios también han llegado a las ofensas sin límites con tal de apagar el empuje electoral de los morenistas.
Atrás han quedado las ideologías o las propuestas de solución a los problemas reales de la sociedad. Hoy lo que más surte efecto es la grosería y el insulto como idea principal para, de ese modo, distraer y alejar al electorado de que sus anhelos deben obtener respuestas de quienes hoy les solicitan el voto.
En vez de mejoras democráticas, mejor distraemos con el señuelo de que el INE no sirve.
O manipulamos cifras y llamadas telefónicas para que la gente se olvide de que todos los días el crimen organizado avanza en el control del país en función de presuntos pactos de impunidad.
O bien les pegamos a los periodistas críticos para que ese circo permita marginar de la conciencia popular que la corrupción no es propia del PRI, PAN y otros partidos sino que también en la actual administración morenista se está protegiendo a las manzanas podridas.
Están por verse los resultados de las próximas elecciones. Apegarse de lleno a las encuestas, se ha demostrado, no es un gran respaldo para predecir victorias o derrotas.
Esperemos que las organizaciones políticas participantes hayan en verdad convencido a los electores sobre sus opciones y que en el olvido vayan quedando las amenazas de quitarle al ciudadano sus beneficios si llega a votar por fórmulas distintas al oficialismo.
Ya no está el país para creer en esas alquimias del pasado. Suficiente se ha vivido ya con los del PRI y PAN durante muchos años como para que ahora Morena salga con las mañas del ayer, pero al cuadrado.
Tienen en sus manos los electores de los estados participantes el futuro de su sociedad.
O eligen bien o no habrá mejor destino para las generaciones que vienen. Así de simple.
Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com