Las Plumas

Cabildo de Navojoa

Regidores faltistas

Cabildo de Navojoa

Un poco como sucede en el propio de Cajeme, en el Cabildo de Navojoa también hay regidores faltistas. Prueba de ello es que han acumulado 143 inasistencias a las sesiones respectivas. Cabe señalar que 118 de estas ausencias tuvieron justificación.

No puede negarse que el número de faltas edilicias a que se hace referencia, quizá no autorice a nadie para que destempladamente ponga el grito en el cielo. Quizá no sería para tanto. Aunque la verdad es que lo ideal resultaría que un Cabildo en funciones registre, llegado el caso, el menor número de faltas de quienes forman parte de su elenco o estructura.

Es obvio que lo anterior podría antojarse un juicio exagerado o imprudente. Al final, quienes forman parte de un Cabildo (hombres y mujeres) son seres humanos que en algún momento podrían faltar a sus labores en ese ámbito. Esta es una apreciación que en normalidad de hechos no podría ser objetada fácilmente.

El problema puede ser, y de hecho lo es, cuando los integrantes de una formación edilicia (electa por el pueblo, vamos a decirlo así con demagogia), se echan a la milonga. Y de esta manera resuelven no asistir a las sesiones respectivas nada más porque amaneció nublado y, para acabarla de amolar, ni siquiera se molestan en suscribir una justificación antes o después de que resolvieron no apersonarse en una junta de Cabildo.

Tales juntas ni siquiera son diarias o de fin de semana en ningún lado. Hay Cabildos en los que sus reuniones se llevan a cabo cada caída de casa. Habría que ver a qué rango laboral está sujeto un organismo edilicio como el navojoense. Por lo demás, siempre se ha creído que el quehacer propio de un edil no le quita mucho tiempo a quienes asumieron desempeñarlo en virtud de una elección.

Sin embargo, bien vistas las cosas, y asumiéndolas con seriedad, tiene que reconocerse que el trabajo de quienes integran un Cabildo es de suyo importante o de gran trascendencia para un municipio. Es tan simple o problemático como estimar que, si un Cabildo no funciona como Dios manda, entonces el municipio donde está inserto, tampoco funcionará. De tal significado es la importancia de su labor.

Por lo demás, también siempre se ha creído que llegar a forma parte de un cuerpo edilicio puede ser acaso la mejor oportunidad que el destino puede obsequiarle a alguien para que inicie una exitosa carrera política. No es por ilusionar a nadie, pero al respecto existen varios casos notables. Sin embargo, tiene que reconocerse que, aunque llueva, truene o relampaguee, lo primero es y tiene que ser lo primero.

En otras palabras, esto último no puede más que significar más que la importancia de que los regidores que integran un Cabildo asistan a las sesiones a las que se diría que están prácticamente obligados a marcar presencia, sin que importan necesariamente las usuales condiciones climatológicas a que se alude renglones arriba.

En Cajeme, por lo visto, hay un organismo ciudadano que entre sus tareas asumió la de revisar la asistencia o falta a las sesiones de los regidores de su Cabildo. Los hechos respectivos que han trascendido a la opinión pública han sido tanto útiles como interesantes. En Cajeme también se ha enfatizado el renglón de la inasistencia de los regidores a las respectivas sesiones.

Pero también se ha abordado el importantísimo punto que tiene que ver con la participación verbal de los regidores en los que asuntos que se discuten (o que es preciso discutir) en un momento dado. Y sucedió lo que tenía que suceder, en cuanto a que fueron ubicados regidores que jamás han hecho uso de la palabra en una sesión. O son mudos o les produce mucha pena hablar en público. No hay otra explicación.

En Navojoa todavía no existe número o estadística (por lo menos en público) sobre los integrantes del Cabildo que jamás han tomado la palabra para nada, si es que hay realmente ediles que ostenten tal modalidad. Es propio, por lo demás, que en congregaciones de esa naturaleza siempre sean unos cuantos los que hacen uso de la palabra. Tiene que reconocerse que en los Cabildos siempre ha existido una férrea disciplina partidista, especialmente en los tiempos del predominio priista.

No es de creerse que haya cambiado mucho esa situación, por más que el PRI haya sido removido del uso absoluto del poder. Al final, lo que importa es que los regidores acudan a las sesiones de Cabildo, haciendo notar el menor número de faltas.

armentabalderramagerardo@gmail.com