Agua preocupante

Por si usted es de los que están preocupados porque no va a poder sembrar todo lo que quiere a causa de la escasez, que no sequía, de agua en el sur de Sonora, le voy a dar un consuelo:

"La precipitación en la Cuenca Hidrográfica del Canal de Panamá para el año fiscal 2019 ha sido la segunda más baja en los últimos 70 años, lo que ha provocado que el nivel de los lagos que abastecen de agua a más de la mitad de la población del país, se encuentre muy por debajo del promedio".


Esa noticia panameña da una idea de que no solamente es la región la afectada por la falta de lluvias sino que el planeta entero se ha visto golpeado por esa situación.



Tan solo en Sonora el panorama es preocupante: el año pasado a estas alturas las presas tenían agua en un 70.3% de su capacidad total, que es de siete mil 984.1 millones de metros cúbicos.



A estas fechas, las reservas de agua son del orden del 55.3%, es decir que hay mil 201.3 millones de metros cúbicos menos de agua que en 2018.



La que, proporcionalmente, más agua tiene es la Lázaro Cárdenas, pues su capacidad es de 703.4 millones de metros cúbicos, pero hasta ayer estaba en 717.9 millones, es decir está al 102.1% de su capacidad y de hecho por el vertedor caen, de manera libre, 10.6 metros cúbicos por segundo hacia el río Yaqui.



La presa Abraham González, que pertenece al sistema Río Yaqui pero está en Chihuahua, está al 100.9% de su capacidad, que es apenas de 79.4 millones de metros cúbicos, pero está desalojando 7.8 metros cúbicos por segundo hacia La Angostura.



El Molinito, que abastece a la zona de Hermosillo, cuenta con el 90% de su almacenamiento, es decir 25.1 millones de metros cúbicos.



El resto de los vasos de almacenamiento están 50.8%, El Novillo; al 57.6%, Oviáchic; al 37.5%, en la Mocúzari, del Mayo, y párele de contar porque los otros son de una capacidad muy limitada.



Todo esto hace ver que la región está peligrosamente en el umbral de una sequía mayor, quizá cíclica pero que de todos modos debe preocupar.



A los productores, como a todo mundo, les preocupa no poder alcanzar las metas de siembra para el ciclo 2019-2020, por lo que piden optimizar el uso del recurso.



Y aunque hay una presa en el subsuelo del Valle del Yaqui, del que pueden extraer hasta 600 millones de metros cúbicos anualmente, no se atreven a hacerlo porque, primero, no hay recarga suficiente del acuífero y, segundo, porque cuesta mucho el bombeo.



Hoy Sonora tiene la obligación de pasar a soluciones efectivas para el abasto de agua, sobre todo para el consumo humano, de tal modo que dejen de explotarse en exceso las presas o el subsuelo.



Una planta desalinizadora en Guaymas-Empalme servirá mucho, pero el compromiso de paralizar la operación del acueducto Yaqui-Guaymas no se vislumbra y en consecuencia las zonas aluviales del Yaqui seguirán en peligro constante.



Y el acueducto de El Novillo a Hermosillo tampoco parece estar en la mira para su desinstalación porque el acuerdo es hasta que haya otra desalinizadora para la capital del Estado.



¿Lo permitirán los prolegómenos del proceso electoral rumbo al 2021? ¿Habrá guerra entre los niveles de gobierno para ver quién queda mejor ante los electores?



Ojalá y esa competencia política permita que se desprendan los recursos, hoy limitados, para realizar las obras que Sonora necesita para tener agua suficiente y olvidarse de la mezquindad de las rencillas regionales por el recurso.



Hay que rezar para que San AMLO y Santa Claudia se pongan de acuerdo.


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francisco@diariodel yaqui.mx