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Las Plumas

8M: ni una más

En Cajeme se alzó la voz y en esta ocasión hubo una mayor participación de las llamadas colectivas que luchan por sus derechos y la equidad de género

Francisco Gonzalez Bolon

En Cajeme se alzó la voz y en esta ocasión hubo una mayor participación de las llamadas colectivas que luchan por sus derechos y la equidad de género

Las calles de casi todo el país se vieron ayer inundadas de gritos de protesta, llamados a la justicia, un ya basta a los feminicidos y, sin duda, el reclamo a las autoridades que solamente ven pasar el aumento de la violencia sin mas respuesta que “abrazos y no balazos”.

En algunas zonas del país, las voces subieron de tono e incluso algunas encapuchadas intentaron hacer destrozos y hasta una mujer Policía fue herida en el pómulo con un picahielo y a otras dos mujeres les cayó encima una estructura que deseaban derribar en la Ciudad de México.

Lanzamiento de petardos en algunas marchas fue quizá algo que llamó la atención, pero nada que ameritara hospitalizaciones ni los lamentos de la sociedad por los actos extremos de algunas de las manifestantes.

En Cajeme, de igual manera, se alzó la voz y vale la pena destacar que en esta ocasión hubo ya una mayor participación de las llamadas colectivas u organizaciones femeniles que luchan día con día por los derechos humanos y por la equidad de género.

Algunos malpensados se atrevieron a decir que en esta ocasión ya no hubo ataques contra edificios, como el de la Fiscalía el año pasado, en función de que ya no es año electoral y que ya están en el poder los que financiaron ese tipo de actos vandálicos que tenían como objetivo moverle el piso a la anterior administración estatal.

Y es que tampoco se dejaron ver aquellas “chilanguitas” que sospechosamente se introdujeron en esa ocasión entre las manifestantes cajemenses para hacer destrozos, algo a lo que las locales no están acostumbradas, aunque sí a manifestar su indignación por todo lo que pasa contra ellas.

Será el sereno, pero en esta ocasión se avanzó en civilidad y si bien se condenó a los violadores y agresores contra las mujeres, así como a los feminicidas, las voces de las mujeres se dejaron oír sin cortapisas y con el sentimiento propio de un gremio que muchas veces calla las adversidades y agravios.

Ojalá y ahora sí las autoridades dejen por un lado la simulación y se dediquen a trabajar realmente por aplicar castigos a quienes atentan contra la sociedad, especialmente contra las féminas.

Es preciso que el personal de la Fiscalía General de Justicia de Sonora se ponga las pilas y que en vez de revictimizar a las víctimas de la violencia, hagan algo para protegerlas en los momentos en que acudan ante un agente del Ministerio Público para externar sus miedos y preocupaciones ante el agresor que en muchas de las ocasiones no es detenido, sino que se queda en su mismo entorno para esperar el regreso de la que fue a interponer la denuncia para volverla a atacar.

Es tiempo ya de pasar de las palabras a los hechos y que los centros de atención a las víctimas operen realmente para cuando se les necesite y no esperen a que haya otro feminicidio para actuar.

Ya es hora de que los presupuestos públicos sean amplios ante un fenómeno violento que va en aumento y es momento también de que junto con las acciones punitivas haya también preventivas para que, desde el seno de los hogares, desde la educación en las aulas, la mentalidad de los niños que viven en un entorno violento, no sea mas de jugar a los balazos o a los sicarios y policías.

Sonora, y el país, tienen que cambiar en la atención hacia las mujeres. Pero eso no se va a lograr si desde la sociedad misma se sigue tolerando la violencia como algo común y en las oficinas públicas se siga diciendo que todo les pasa a las mujeres “porque se lo buscan”.

Ninguna mas golpeada y mucho menos ninguna mas muerta a manos de un familiar o un delincuente.

Hay que pasar del discurso a la acción porque ni una madre, ni una hija, tía, prima, sobrina o nieta tiene que sufrir por la retorcida mentalidad de los que agreden y que las estadísticas de que no más del 2% de esas agresiones son solamente las que se resuelven, reflejen que la impunidad ya no se vale, ni aquí ni en China.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com