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Hugo Sánchez: un mexicano que venció el racismo en España

Cambió los gritos ofensivos por los de “Hugol”, y se convertiría a la postre en el mejor extranjero que ha salido de México al futbol europeo

Hugo Sánchez: un mexicano que venció el racismo en España

Hugo Sánchez a su llegada a España sufrió de racismo y comentarios de odio, pero conforme pasaron los años cambió los gritos homofóbicos por porras; el “Pentapichichi” es otro caso más del racismo que se vive en el futbol de España, pero que cayó con espectaculares actuaciones.

Sánchez Márquez nació en la ciudad de México el 11 de julio de 1958, a los 11 años entró a las básicas de Pumas de la UNAM. En 1976 debutó en primera división y cinco meses después anota su primer gol profesional ante América.

Fue campeón con el equipo auriazul en la campaña 1976-1977 y 1980 y 1981.

En agosto de 1981 fue contratado por el Atlético de Madrid, contratación que no le agradó al grueso de aficionados del Atlético, pues había llegado un mexicano, moreno y de estatura baja, por lo que de inmediato la afición mostró su rechazo y cuando entraba al terreno de juego le gritaban “indio, sucio y mexicano” de manera despectiva.

Hugo aguantó la metralla de la afición y decidido a cambiar el trato que le daba la gente, el 30 de noviembre de 1981 metió un gol que le dio un triunfo al Atlético, de ahí se convirtió en un goleador con los “colchoneros”, llegando a ganar un “Pichichi” (campeonato de goleo de liga) y la Copa del Rey, acciones que cambiaron los gritos de racismo por gritos de “Hugol”… y  la afición lo adoraba en Madrid.

Cuatro años duró el idilio con la afición colchonera hasta que llegó el fichaje con el acérrimo rival: el Real Madrid; ahí ganó todo lo que se le puso en frente, incluyendo Liga, Copa, Supercopa y Copa UEFA; además cuatro pichichis y el apodo, “El Pentapichichi”.

El gol que le metió al Logroñes fue un poema de gol, el 10 de abril de 1988, a pase de Martin Vázquez se lanzó una chilena de antología y anida el gol en el fondo de la red ante el portero camerunés Thomas N'Kono.

El árbitro llegó a decirle: “Gracias por dejarme ser testigo del mejor gol de la historia”.