Desde su martirio en Aquileia hasta la dedicación de una catedral en su honor en Gorizia
Por: Iván Fraijo
En el año 284, durante el consulado de Tuscus y Anulinus, el césar Numerino emitió un edicto que obligaba a los cristianos a adorar a los ídolos paganos. Fue en este contexto de persecución que Hilario, obispo de Aquileia, y su diácono Taziano, así fue como se convirtieron en símbolos de resistencia y fe. Su historia, marcada por el sacrificio y la devoción, ha dejado un legado perdurable en la región de Gorizia, donde son venerados como patronos.
Hilario dedicó toda su vida al comunicado de las Sagradas Escrituras. Su compromiso con la fe lo llevó a ser ordenado diácono y, posteriormente, consagrado obispo por sus compatriotas cristianos. Durante su ministerio, destacó por su sabiduría y prudencia, ordenando a su discípulo Taziano como diácono para que lo acompañara en su labor pastoral.
Cuando el edicto de Numerino llegó a Aquileia, Hilario y Taziano fueron los primeros en ser llevados ante el prefecto Beronio. A pesar de las amenazas y torturas, Hilario se mantuvo firme en su fe. Fue azotado y sometido a terribles tormentos en el potro y, aun así, su espíritu no se quebrantó.
TIZIANO SIGUIÓ LOS PASOS DE SU MAESTRO
Al igual que Hilario, Tiziano se negó a renunciar a su fe, por tanto, su castigo sería el mismo que su maestro. Ambos fueron sentenciados a muerte, pero el día de su ejecución, una tormenta azotó la ciudad, sembrando el temor entre los paganos, aunque lamentablemente este suceso no impidió que ambos fueran asesinados. Y junto a ellos, otros cristianos que habían sido detenidos también fueron martirizados.
Tras su martirio, los restos de Hilario y Taziano fueron custodiados en Aquileia. Sin embargo, ante la amenaza de los longobardos, fueron trasladadas a Grado para su protección. En Gorizia, se les dedicó una iglesia que más tarde se convertiría en catedral, consolidando su veneración como patronos de la ciudad.
OTROS SANTOS DE HOY 16 DE MARZO
San Agapito de Rávena (m. 341): Conocido como el "padre de los pobres", este obispo destacó por su caridad y dedicación a los más necesitados. Aunque su participación en el concilio de Roma del 337 no está históricamente confirmada, su legado de amor al prójimo perdura.
San Allo de Bobbio (siglo VII): Monje discípulo de Columbano, Allo fue reconocido por su virtud y devoción. Su memoria es celebrada en la diócesis de Bobbio, donde su ejemplo de vida monástica sigue inspirando a los fieles.
La historia de los santos Hilario y Taziano es un testimonio de fe, valentía y sacrificio. Su martirio en Aquileia y su posterior veneración en Gorizia nos recuerdan el poder de la convicción espiritual frente a la adversidad. Hoy, su legado sigue vivo, inspirando a quienes buscan fortalecer su fe en tiempos difíciles.