¿Cómo afecta el calor a la presión de las llantas y qué riesgos implica?

Es fundamental conocer los efectos del calor en los neumáticos y cómo mantener la presión adecuada para evitar accidentes en el coche

Por: Jhoanna Ontiveros Peraza

La presión de las llantas es un factor clave para la seguridad y el rendimiento del vehículo. Durante la época de calor, las temperaturas elevadas pueden afectar la presión de inflado, lo que influye en la estabilidad y eficiencia del automóvil. Es fundamental conocer los efectos del calor en los neumáticos y cómo mantener la presión adecuada para evitar accidentes y optimizar el desempeño del coche.

Los fabricantes recomiendan verificar la presión de las llantas regularmente, ya que el calor puede provocar una expansión del aire en su interior. Se debe seguir la presión indicada en el manual del vehículo o en la etiqueta dentro de la puerta del conductor. No es recomendable inflarlas por encima de lo recomendado, ya que esto puede generar problemas de seguridad.

EFECTOS DEL CALOR EN LAS LLANTAS 

Durante la primavera y el verano, el aumento de la temperatura ambiental puede incrementar la presión de inflado entre 1 a 2 PSI (libras por pulgada cuadrada). Este cambio puede generar riesgos si no se ajusta adecuadamente la presión. Entre los principales efectos del calor en las llantas se encuentran:

  • Aumento del desgaste desigual
  • Pérdida de adherencia en el asfalto
  • Riesgo de reventón por presión excesiva
  • Disminución en la eficiencia del combustible

Otros factores que influyen en la presión de las llantas incluyen la temperatura del asfalto, que puede superar los 50°C en algunas regiones del país durante el verano. Este calor adicional afecta directamente a los neumáticos, aumentando su temperatura y, por consecuencia, la presión interna del aire.

¿QUÉ PASA SI LAS LLANTAS ESTÁN DEMASIADO INFLADAS?

Un exceso en la presión de inflado puede generar problemas en la conducción y seguridad del vehículo. Entre las consecuencias de inflar demasiado las llantas se encuentran:

  • Reducción del contacto con la carretera, lo que afecta la estabilidad del vehículo.
  • Mayor riesgo de daños por impacto en baches o bordes de la carretera.
  • Menor capacidad de frenado, lo que puede aumentar la distancia de detención del vehículo.
  • Desgaste irregular del neumático, reduciendo su vida útil y generando un gasto innecesario.

Para evitar estos riesgos, se recomienda revisar la presión de las llantas al menos una vez por semana y antes de viajes largos, especialmente en época de calor. Mantener una presión adecuada no solo mejora la seguridad, sino que también optimiza el consumo de combustible y prolonga la vida útil de los neumáticos