Una aventura inolvidable te espera, donde encontrarás belleza histórica, hermosos paisajes y sus ricas tradiciones en cada rincón
Por: Ofelia Fierros
Puebla, un estado que destaca por su enorme riqueza histórica, gastronómica y cultural, se ha consolidado como líder en el programa de Pueblos Mágicos de México, junto con Jalisco y el Estado de México, con 12 cada uno.
Este destino, reconocido por su variada oferta de paisajes naturales, arquitectura colonial, y la calidez de su gente, alberga 12 de estos pueblos, cada uno con su propia personalidad, historia y magia que esperan ser descubiertas.
LOS 12 ENCANTADORES PUEBLOS MÁGICOS DE PUEBLA
- ATLIXCO
Ubicado a los pies del volcán Popocatépetl, ofrece vistas impresionantes y un ambiente natural único, con calles llenas de árboles frutales, flores y famosos tapetes florales. Cada 2 de noviembre, el Desfile de Calaveras anima el pueblo, donde miles de personas caracterizadas como catrinas, marchan al ritmo de la banda de guerra, creando una celebración vibrante llena de música, baile y figuras gigantes.
- CHIGNAHUAPAN
Este lugar celebra el Día de Muertos con rituales ancestrales, y sus casas y el quiosco de la plaza mantienen colores vibrantes que animan el ambiente diario. Además, es reconocido por su ambiente navideño durante todo el año, especialmente por la elaboración de esferas navideñas, uno de los símbolos más representativos de la temporada.
- CHOLULA
Famosa por su Gran Pirámide, que es el basamento más grande de América, Cholula es una mezcla fascinante de historia y religión. La iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, construida sobre la pirámide, se eleva majestuosamente hacia el volcán Popocatépetl, un panorama que cautiva a los viajeros.
- CUETZALAN
Entre montañas verdes y rodeado por un sinfín de aves, Cuetzalan es un lugar donde las tradiciones nahuas se mantienen vivas. Los visitantes pueden explorar cavernas misteriosas, disfrutar de la medicina tradicional y adentrarse en la riqueza cultural de este pueblo enclavado en la Sierra Norte.
HUAUCHINANGO
Este Pueblo Mágico, rodeado de azaleas, cascadas y ríos, es un remanso de tranquilidad. En la Plaza de la Constitución, el aroma del cacahuate tostado se mezcla con el ambiente fresco de las montañas.
- HUEJOTZINGO
Su nombre en náhuatl significa "lugar de los pequeños sauces", es uno de los municipios más grandes de Puebla. Su entorno rural y su historia prehispánica lo convierten en un destino con una magia única, que atrae tanto por su arquitectura como por su ambiente relajado.
- PAHUATLÁN
Escondido entre valles y barrancas, preserva tradiciones ancestrales como el ritual de los Voladores, heredado del antiguo Totonacapan. Aquí, las creencias en los brujos y las ofrendas de papel amate siguen vivas, creando una atmósfera mística que atrae a los amantes de lo tradicional.
- TETELA DE OCAMPO
Es un destino ideal para quienes buscan artesanías únicas, como prendas de lana artesanal, mientras disfrutan de un entorno natural rodeado de bosques y montañas. Su belleza se complementa con su rica tradición cultural.
- TEZIUTLÁN
Conocida como "La Perla de la Sierra", Teziutlán es un pueblo envuelto en niebla y montañas. El clima templado y sus frondosos bosques de niebla la convierten en una parada perfecta para quienes buscan contacto con la naturaleza.
- TLATLAUQUITEPEC
Este pueblo, lleno de oyameles y aire puro, ofrece un ambiente tranquilo y mágico. Las nubes rodean el Cerro Cabezón, y las flores tuberosas se utilizan para confeccionar tapetes y ofrendas a la Virgen de la Asunción. Los rituales y danzas forman parte de la vida cotidiana, creando una atmósfera única.
- XICOTEPEC
Enclavado en la sierra poblana, es famoso por sus cafetales y montañas verdes. Aquí, el clima cálido y la gente amable convierten al pueblo en un refugio donde la tradición y la fe conviven, tanto en los santos católicos como en los dioses prehispánicos.
- ZACATLÁN DE LAS MANZANAS
Es conocido por su neblina constante y su cercanía a la Barranca de los Jilgueros. Famoso por su producción de manzanas, aquí se celebran la Feria de la Manzana con bailes y desfiles, mientras el aroma del pan recién horneado se mezcla con la frescura del aire de la montaña.