Los clones, pintados de verde olivo y con la leyenda "Ejército Mexicano", carecen de ciertos elementos distintivos de las unidades originales
Por: Redacción
Los vehículos todo terreno Jeep Rubicon, utilizados por el Ejército Mexicano en operativos especiales, están siendo objeto de clonación por parte de grupos criminales en el estado de Guerrero.
De acuerdo a lo publicado esta semana por El Universal, estas réplicas serían empleadas por las organizaciones delictivas como una estrategia para desplazarse por la sierra, controlar territorios y confundir tanto a la población como a las autoridades.
Según informes, el interés por estos vehículos surgió luego de que algunas unidades fueran utilizadas durante la emergencia provocada por el huracán Otis, lo que pudo haber llamado la atención de células delincuenciales en la zona.
En particular, se destaca el caso de "Los Tlacos", quienes tras un enfrentamiento con La Familia Michoacana, exhibieron en redes sociales un video donde se observa un convoy de sicarios, encabezado por un Jeep Rubicon militar falso.
CARECEN DE ELEMENTOS DISTINTIVOS
Los clones, pintados de verde olivo y con la leyenda "Ejército Mexicano" en las puertas, carecen de ciertos elementos distintivos de las unidades originales, como faros antiniebla, bidón de combustible extra, canastilla portaequipaje y cabrestante o winch.
Expertos en seguridad, como Armando Rodríguez del Colectivo Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede), consideran que esta práctica es novedosa en Guerrero, donde la clonación de uniformes y vehículos militares era más común en el norte del país.
CLONACIÓN DE VEHÍCULOS MILITARES EN MÉXICO
Cabe recordar que este no es un fenómeno nuevo en México. En junio de 2023, el gabinete de seguridad detectó que el Cártel de Sinaloa estaba recurriendo cada vez más a la clonación de uniformes militares como parte de su estrategia para obstaculizar los operativos contra los laboratorios clandestinos de drogas.
La clonación de uniformes y vehículos militares es una táctica similar a la empleada por el Cártel del Noreste entre 2014 y 2018 en Nuevo Laredo, Tamaulipas, con el objetivo de debilitar la presencia de la Armada y asegurar el control del trasiego de drogas en la región.