En 2026, las bebidas sin azúcar en México pagarán un nuevo IEPS de 1,50 pesos por litro, lo que incrementará su precio final hasta en un 10%
Por: Jhoanna Ontiveros Peraza
Los consumidores que prefieren bebidas sin azúcar deberán prepararse para pagar más a partir de 2026. El gobierno federal y las principales empresas refresqueras acordaron aplicar un nuevo Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que podría cambiar la forma en que los consumidores adquieren estas bebidas consideras "más saludables".
La medida, que aún requiere aprobación en la Cámara de Diputados, fija un gravamen de 1,50 pesos por litro, casi la mitad de lo que actualmente pagan las versiones tradicionales con azúcar.
NUEVO IMPUESTO PARA LAS BEBIDAS SIN AZÚCAR
El ajuste forma parte de una estrategia conjunta entre el gobierno federal y la industria refresquera para equilibrar las cargas fiscales entre bebidas calóricas y no calóricas, incentivando al mismo tiempo la reducción del consumo de azúcar.
Las bebidas azucaradas seguirán pagando un IEPS de 3,08 pesos por litro, mientras que las opciones sin azúcar pasarán a pagar 1,50 pesos por litro, cifra que se incrementa a 1,74 pesos por litro al sumar el IVA del 16 por ciento, calculado sobre la base gravable que incluye el impuesto especial.
¿CUÁNTO COSTARÁN LOS REFRESCOS SIN AZÚCAR A PARTIR DE 2026?
El impacto en los precios finales será notable para los consumidores. Por ejemplo, un refresco Pepsi sin azúcar de 2 litros, que actualmente cuesta 33 pesos, pasará a costar aproximadamente 36.48 pesos.
En el caso de Coca Cola Zero de 3 litros, el precio aumentará de 35 a alrededor de 40.22 pesos. En ambos casos, el aumento equivale a un promedio de 1,74 pesos por litro.
Aunque el impuesto más alto se mantiene para las bebidas con azúcar, la inclusión de un gravamen significativo para las versiones sin calorías representa un cambio importante en la política fiscal del sector.
Con la implementación prevista para 2026, las bebidas sin azúcar se suman al grupo de productos sujetos a medidas fiscales que buscan combinar ingresos tributarios con políticas de salud pública, en un esfuerzo por reducir el consumo de calorías en la población.