La conmovedora visita es un recordatorio del papel fundamental de la fe, el amor y la solidaridad en los momentos más difíciles
Por: César Omar Leyva
El Papa Francisco reconoció a los niños con cáncer como un poderoso símbolo de esperanza, destacando que su dolor los une a Jesús, quien los acompaña como su amigo incondicional.
En diversas ocasiones, el Santo Padre ha subrayado el inmenso valor de los niños para la humanidad y la Iglesia. Sin embargo, cuando un niño enfrenta una enfermedad como el cáncer, la situación desafía la alegría natural que suelen transmitir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año cerca de 400 mil niños y adolescentes son diagnosticados con cáncer, enfrentando junto a sus familias una dura realidad.
UN ENCUENTRO LLENO DE ESPERANZA
Consciente de este desafío, el Papa Francisco recibió en la Sala Clementina del Vaticano a un grupo de pacientes pediátricos de la Clínica de Oncología y Hematología Pediátrica de Wroclaw, Polonia. Durante este emotivo encuentro, calificó a los pequeños como "valientes" y compartió momentos de cercanía, fotografías y palabras de consuelo.
"Cuando llegué a encontrarme con ustedes, sentí una alegría en mi corazón. Vosotros sois para mí signos de esperanza porque estoy seguro de que Jesús está presente en ustedes. ¡Donde Él está, hay una esperanza que no defrauda!", expresó el Papa.
LA AMISTAD CON JESÚS EN EL SUFRIMIENTO
El Papa también recordó a los niños que el sufrimiento puede ser una prueba de amistad con Jesús, quien llevó sobre sí nuestros dolores por amor. Señaló que sus padres, médicos y cuidadores son una manifestación del amor constante de Cristo, trabajando por su bienestar y alentándolos a mantener sus sueños vivos.
"Ustedes son amigos de Jesús y pueden compartir con Él tanto sus alegrías como sus tristezas. Les pido que ofrezcan sus oraciones y sufrimientos por las intenciones del Papa y por aquellos niños que no tienen acceso a tratamientos adecuados. ¡Estamos cerca de ellos también!", añadió el Santo Padre.
UN LLAMADO A LA SOLIDARIDAD
Francisco concluyó la audiencia pidiendo a los niños y sus familias que rezaran por los pequeños que carecen de atención médica en diferentes partes del mundo. Antes de despedirse, los encomendó al Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, asegurándoles su oración constante y solicitando también sus oraciones.
Esta conmovedora visita es un recordatorio del papel fundamental de la fe, el amor y la solidaridad en los momentos más difíciles, siendo los niños con cáncer un verdadero testimonio de esperanza para el mundo.